Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. Mauricio Macri acaba de vivir las horas más felices de una gestión presidencial. La asunción, el reconocimiento de la gente y del mundo exterior son hechos imborrables en el inicio del mandato, señala el comienzo de mi nota en La Voz del Interior.
Ahora, viene lo más difícil. La Argentina necesita salir del estancamiento y generar empleo privado formal. En los años recientes, la inactividad –personas que estaban en condiciones de trabajar y no lo hacían- y el empleo público disimularon la verdadera desocupación.
Fue una violación a los derechos humanos esconder el número de pobres; no reconocerlos. El gobierno de Cristina Kirchner no informó -desde el segundo semestre de 2013- cuántas personas se hallaban en la pobreza y en la miseria. El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló que al menos uno de cada cuatro no podía pagar una canasta de alimentos y servicios imprescindibles. De ellos, uno de cada cuatro no consumía lo mínimo para subsistir.
Macri proclamó como uno de sus objetivos reducir la pobreza a cero. ¿Se puede? Se necesita un trabajo interdisciplinario: mantener la ayuda social, invertir en infraestructura para darles servicios mínimos a los asentamientos marginales y capacitar a jóvenes y adultos para que vuelvan a insertarse en el mundo laboral.
La economía necesita un recorte de gastos para poner en caja un déficit que se incrementa con cada decreto que dejó firmado la expresidenta y que –sumado el pago de deuda- alcanzaría este año a unos 400 mil millones de pesos. Todo un récord.
El equipo que lidera Alfonso Prat Gay deberá mostrar un plan creíble en el recorte y uso eficiente del gasto, como le pidió desde Córdoba Horacio Parga (Bolsa de Comercio), junto a una menor presión impositiva, tal el señalamiento que efectuaron a La Voz del Interior Horacio Busso (Cámara de Comercio), Marcelo Stehli (Fedecom) y Agustín Pizzichini (Federación Agraria), quien, además, pidió ayuda financiera para los pequeños productores.
25% en promedio aumentaron los precios de varios alimentos y servicios en las últimas semanas. ¿Estarán dispuestos los empresarios a retrotraerlos al 30 de noviembre en el marco de un acuerdo con los gremios?
Los sindicatos que intentan ganar un espacio piden un bono navideño de al menos 5.000 pesos. La suba salarial en el sector público cordobés rondó el 32% y la inflación proyectada es de entre 28 y 30%. Pero el reclamo está y las conducciones gremiales, empujadas por la izquierda, no quieren quedarse atrás.
Los bancos ya advirtieron que no van a renunciar a las ganancias de haber comprado un dólar futuro para marzo de 10,50 pesos, cuando para esa fecha se espera una cotización de entre 13 y 14 pesos. Alejandro Vanoli les dio un caramelo que no están dispuestos a devolver. Sin este acuerdo es imposible encarar una devaluación por el enorme costo para el Central, la expansión monetaria y el impacto en la inflación.
Las mieles de la llegada al poder se consumirán rápidamente. El timing (sincronización) entre el recorte de gastos y menor emisión, junto a una devaluación, que impactará en los precios y hará más pobre los salarios, es un complejo dominó que pondrá a prueba al equipo económico.
Además, está la necesidad de ganar “la batalla cultural” para explicarle a la sociedad la necesidad de estas medidas. El kirchnerismo tuvo hasta la (mala) virtud de confundir todo en la discusión económica.