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Por Sebastián Turello. En el almuerzo de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Juan José Aranguren –presidente de Shell Argentina hasta el 30 de junio y potencial funcionario del PRO– dijo: «Nos gusta ganarle a Brasil en el fútbol». Sin embargo, en petróleo, reconoció que el vecino país su producción es 400% superior a la de Argentina.
Argentina produce unos 540.000 barriles diarios y Brasil, unos 2,6 millones. Lo mismo sucede con la captación de inversores para la explotación del crudo.
Para Aranguren la política de «populismo energético» que lleva adelante el Gobierno argentino «nos hace estar descalzado del mundo». Para este año, se estima un déficit de la balanza energética entre los 4.500 millones y 5.000 millones de dólares. Esta ecuación está afectada por las importaciones de combustible. «Desde 2009, el déficit de la balanza viene creciendo. Actualmente, estamos importando el 12% de la energía primaria que necesitamos».
Producir e importar no es suficiente. Aranguren considera fundamental transformar los recursos disponibles en reservas para no perjudicar la balanza. «En gas, la Argentina tiene 7 años de reservas y en petróleo, 12 años. Hay cuencas instaladas en la plataforma continental y en la zona del NEA sin explotar. Si bien las reservas se ha mantenido en cantidad, han bajado en calidad», asegura.
-¿Cuál será el incremento anual del precio de los combustibles?
– Éste es un año muy particular. Desde agosto de 2014 hasta principios de 2015, se registró un caída general del precio del petróleo a nivel mundial. Cuando eso ocurrió, el barril en la Argentina se pagaba a 84 dólares, mientras que en el mundo se adquiría por 50. Fue entonces cuando el Gobierno, los productores y los refinadores gestionaron un acuerdo para bajar el precio de los combustibles 5%. Sin embargo, ese descuento se ha ido diluyendo a razón de 1 a 1,5% mensual.
❝Hasta que haya una nueva política en el sector todos los meses se puede esperar un nuevo aumento (en los precios de los combustibles, por el impacto de la devaluación)❞.
-¿Por qué?
-Porque refleja una realidad que el ministro Julio De Vido no quiere reconocer. Desde 1991 hasta la fecha el precio del crudo en la Argentina se comercializa en dólares al tipo de cambio de oficial. Pagamos en pesos, pero son dólares. Por lo tanto, si hay devaluación se traslada del precio. Y eso está ocurriendo hoy. Al retrasar el tipo de cambio con respecto a la inflación (15 versus 30% aproximadamente), todos los meses se puede esperar un nuevo aumento hasta que haya una nueva política en el sector. Hoy en Argentina estamos pagando los combustibles (hidrocarburos más impuestos) a un precio más alto que el que paga un consumidor en el exterior cuando lo reflejamos en el tipo de cambio nominal. Si tomaramos de referencia un tipo de cambio «más equilibrado», diría que los precios de las estaciones de servicios no están tan atrasados.
-¿Cuándo deje de ser presidente de Shell Argentina va a trabajar con el equipo de Macri?
-Hoy estoy trabajando con equipos técnicos para colaborar con las políticas que pueden sacarnos de esta situación de importación de energía*.
-Entonces, ¿en energía: debe haber una continuidad o un cambio?
-Necesitamos ganar la batalla energética. Frente a la coyuntura económica y sociopolítica, el sector debe considerar aspectos relacionados a la seguridad energética y el cambio climático, como así también otros factores que condicionan el desarrollo: la calidad del recurso, la tecnología disponible, el capital humano/financiero, los precios, el planeamiento indicativo y el marco regulatorio.
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