Por Sebastián Turello. Los Turello, junto a otros periodistas, visitó la planta de fabricación...
Autoridades del IAE y de Banco Macro, en una ceremonia conducida por la periodista Verónica...
La empresa Aguas Cordobesas celebró el cierre del programa “Construyendo Futuro 2024", con la...
Suscribite al canal de Los Turello.
Por Claudio Fantini. Argentina se pronunció categóricamente en contra de un ataque de potencias occidentales contra el régimen de Siria. Sobran razones para una posición como la expresada por la Cancillería. Pero al anuncio le faltó algo categórico.
Le falto el repudio a las masacres y otros crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Bashar al Assad. Raro, tratándose de un Gobierno que se proclama abanderado de los derechos humanos.
Esa rareza, sumada al hecho de que la Argentina pudo tomar una posición más cauta, como hizo Brasil, limitándose a respaldar lo que, al respecto, decida el Consejo de Seguridad de la ONU, en el que tienen poder veto dos importantes aliados de Damasco -Rusia y China-, explica la sospecha de que el pronunciamiento de Cristina Kirchner tiene que ver con su acercamiento a Irán.
Una versión señala que fue precisamente el régimen sirio el que hizo de puente a ese acercamiento a Teherán. No es así. A la vista estuvo que fue Hugo Chávez, entonces presidente de Venezuela, el gran promotor y puente de contacto en el extraño acuerdo sobre la AMIA al que arribaron ayatolas y kirchneristas.
La aproximación a Irán de la Argentina implica, casi necesariamente, un acercamiento a su principal aliado en la región: el régimen de Siria. Irán no se compra suelto, es un combo que incluye a Siria y Hizbolá.
De todos modos, oponerse a un ataque de las potencias sobre el territorio sirio no es, en sí misma, una decisión descabellada.
Efectos no deseados
Entre las muchas dudas que genera la acción militar, además del precio humano y la efectividad que pueda tener, está el precio del petróleo.
Siria no es Irak y, por tanto no tiene influencia directa sobre el precio internacional del crudo. Pero si el ataque abriera un conflicto en el que interviniera Irán, el precio del petróleo podría dispararse. Lo mismo ocurriría si el régimen sirio lanza misiles sobre Arabia Saudita, reino árabe que junto a Qatar constituye el más acérrimo enemigo de Damasco.
Doble impacto
En Estados Unidos: Los riesgos de que el ataque a Siria tenga como efecto colateral una trepada del precio de los hidrocarburos, es parte de la nube de dudas que demora la decisión de Obama y determinó el “no” con que el Parlamento británico dejó a su país fuera de la coalición atacante. La economía europea, aún lacerada por la recesión, acusaría el impacto. Y aunque Estados Unidos está saliendo de la fuerte crisis, el tenue crecimiento se volvería aún más tenue.
En Argentina: En Latinoamérica, la Argentina sufriría más que el resto, debido a la crisis energética que la convirtió en importadora y que finalmente admitió el Gobierno nacional.
Notas relacionadas:
■ La decisión de atacar al regimen de Siria.
■ Siria: más sensato Obama que John McCain.