Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. El equipo empezó ganando. Es como si hubiera hecho dos goles en los primeros minutos, pero el partido dura 90 minutos. Y falta lo más difícil: bajar la inflación del 30% a un dígito y el gasto (o reducir el déficit), señala el comienzo de nota dominical en La Voz del Interior.
La salida del cepo fue más ordenada de lo esperado. Goles de Alfonso Prat Gay y Adolfo Sturzenegger. No hubo sobresaltos luego de cuatro años de trabas para quienes buscaban refugiar sus ahorros en el dólar o importar insumos para producir. El 70% del entramado productivo demanda insumos que no se fabrican en el país. Veamos los desafíos.
El dólar terminó el viernes a 13,60 pesos. Ayer lunes cerró a $13,10. Muy por debajo de la banda de entre 15 y 16 pesos que esperaba la gente y de los 20 que pronosticó la oposición. Para los analistas, fluctuará entre 13,50 y 14,50. El peso se depreció 38% desde los 9,84 que valía el (inhallable) dólar con que se despidió el kirchnerismo.
Toda devaluación impacta en los precios, más allá del discurso del Gobierno. Desde noviembre, alimentos y servicios subieron entre 25 y 30%.
Con los combustibles –claves en los costos de logística- sucede algo increíble. El petróleo sigue en baja a nivel internacional: el barril cerró el viernes a 34,55 dólares en Nueva York, pero la gestión de Cristina Kirchner aseguró a las provincias petroleras un precio de 76 dólares por barril (para engordar las regalías que cobran esos distritos). Las naftas se ajustarán tras la devaluación.
Para las empresas, es un cóctel complicado. Ercole Felippa (vice de la UIC) apunta: las listas de precios no se autorizaron entre septiembre y noviembre por las elecciones, pese a la suba en los costos. “Los lácteos, a salida de fábrica, bajaron 20% en promedio en relación a un año atrás, y esto no llegó al consumidor. Además, está el costo de salir a pedir plata, porque hay organismos públicos que no nos pagan desde hace meses”, advierte.
38% cayó el valor del peso. Prat Gay recordó que desde que Cristina Kirchner aplicó el cepo, el peso perdió 230%. Toda devaluación va a precios, pero hay abusos.
El mercado ajusta: las carnicerías de la Ciudad de Buenos Aires –donde reside el mayor poder adquisitivo- debieron bajar el precio del kilo de asado, luego de que tocara los 120/130 pesos. En Córdoba, un frigorífico líder preveía cargar seis camiones jaula de animales para faena. Debió dejarlos en el campo por menor demanda.
Si las políticas sobre el dólar y la reducción del gasto dan resultados, los precios se acomodarán en los próximos meses. Pero diciembre y enero serán períodos con elevada inflación.
En Córdoba, los empleados públicos (SEP) y docentes (UEPC) reclaman un bono navideño. Marcelo Capello (Ieral) calcula que si la caída del salario real es de 2,5 puntos porcentuales, la economía provincial perdería unos 4.600 millones de pesos. El balance final para Córdoba es favorable por el fallo de la Corte y la eliminación de retenciones.
¿Era inevitable la devaluación? Sí. ¿La hubiera aplicado Daniel Scioli? Sí, Miguel Bein y Mario Blejer –economistas de cabecera- dijeron que las primeras medidas están bien encaminadas. ¿Falta algo? Sí, el anuncio de la reducción del déficit (menos gasto, porque no hay margen para subir impuestos) y la política monetaria, para alcanzar el plan metas de inflación, que pretende Prat Gay. José Simonella, titular del CPCE de Córdoba, quien había pronosticado “seis meses complicados”, mantiene su diagnóstico.
El acuerdo gremial-empresario, que se anunciaría en enero, puede moderar las expectativas sobre la inflación. El equipo arrancó bien, pero el partido es largo y buena parte se juega bajo el ardiente sol del verano.