Por Sebastián Turello. Para el director general del Centro de Almaceneros de Córdoba, Germán Romero, la inflación argentina está “camino al descontrol”. Lejos de desacelerar, durante este mes los precios se potenciaron por la suba de los combustibles, del trigo y, en breve, de las tarifas.
¿Cómo impacta esta realidad en las familias? Entre las consecuencias más lamentables, Romero advirtió en Los Turello que algunas de ellas, comenzaron a reducir su ingesta.
La actualización de los precios en las góndolas y de los datos de inflación es sólo la punta del iceberg. Debajo de estos números, subyace una realidad más preocupante.
Debido a la pérdida de poder adquisitivo, varias familias han modificado sus hábitos alimenticios en los últimos años.
Según Romero, “con la devaluación que hubo en 2014 comenzó un quiebre en la conducta alimentaria de los argentinos. Allí, inició la migración de primeras a segundas y a terceras marcas”.
“Luego, en 2016-2017, comenzó el cambio (en la dieta) de alimentos. Por ejemplo, las carnes se reemplazaron por mayor cantidad de fideos, de arroz y de infusiones”, apuntó el referente de los almaceneros.
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Germán Romero: “Lo que se está a empezando a observar ahora, aunque no de forma generalizada, es la reducción de ingesta”
¿Y en 2022? “Lo que se está a empezando a observar ahora, quiero aclarar no de forma generalizada, es la reducción de ingesta. Supongamos, de cuatro integrantes, quizás los menores siguen consumiendo las cuatro comidas indicadas, pero los adultos quizá ya se priven de la cena”, señaló Romero.
De acuerdo con el último informe del Centro de Almaceneros de Córdoba, una familia tipo, compuesta por dos adultos y dos niños, necesitó en febrero 42 mil pesos para no ser indigente.
¿Otro dato? La mayoría, casi tres de cuatro, necesitó de la ayuda estatal (AUH, Tarjeta Social y/o Tarjeta Alimentar) para comprar los productos de la Canasta Básica Alimentaria.
¿Cómo sigue? “De no mermar la inflación, esta situación se va a seguir acentuando”.
La Canasta Básica Alimentaria que miden los almaceneros registró una suba de 6,1% en febrero, mientras que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), marcó un aumento de 7,5% en los precios de la división Alimentos y Bebidas No Alcohólicas.
Con vistas a las mediciones de marzo, se espera una inflación superior.
¿Por qué? Por tres factores que ya impulsan los precios de los alimentos y complican, a su vez, a la inoportunamente llamada “guerra contra la inflación”.
Con respecto a lo anterior, Romero destacó la incidencia de cada suba de los combustibles en los precios de los alimentos por cuestiones logísticas. “Harinas, aceites y fideos se mueven todos los días en el país”, ejemplificó.
Además, sostuvo que el fideicomiso triguero no alcanzará para contener al precio de las harinas.
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“Hasta hace dos o tres semanas te hubiera dicho compren tres o cuatro botellas de aceite y de algunos kilos de harina, pero ya es tarde porque no están abasteciendo con regularidad sino a un 50%. Está todo cuotificado en las grandes superficies, almacenes y supermercados también”, comentó Romero.
“Se me ocurre que para la próxima Semana Santa, vayan comprando alguna lata de atún o de caballa”, sugirió el director del Centro de Almaceneros de Córdoba.
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