Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. La Argentina retrocedió unos pasos del abismo al que se enfrentaba en la semana que pasó. El control de cambios, que provoca daños colaterales aún inmensurables, logró estabilizar el dólar, redujo el riesgo país y mejoró las cotizaciones de bonos y acciones. Pero la sangría de dólares de las entidades financieras continúa, tras la salida de 7.596 millones de dólares, según datos del Banco Central, señala mi nota en La Voz.
La calma que trajo el control de cambios podría trastocarse en los días previos al 27 de octubre, si las señales que brinda Alberto Fernández -el más votado en las primarias- siguen siendo confusas en cuanto a la política económica que aplicaría en caso de ganar los comicios.
El campo ya está en alerta por los enunciados de Felipe Solá, uno de sus principales colaboradores. Las dudas podrían revertir en parte las intenciones de siembra de maíz en favor de las de soja, dicen en la Bolsa de Cereales local. Ahora, se sumó el sector petrolero y los bancos auguran un recorte en sus spreads y un complicado esquema de rescate de las Leliq.
Jair Bolsonaro decidió apurar el acuerdo automotor ante la inquietud que le genera una eventual administración peronista. En 10 años regiría el libre comercio de vehículos y de autopartes, un fuerte desafío para la competitividad argentina.
Pero volvamos a los datos de la realidad. El relevamiento de expectativas de mercado (REM) del Banco Central entre 39 consultoras y analistas, anticipa un dólar a 67 pesos a fin de año, 15% más que la cotización actual.
El REM calculó que la inflación de agosto fue de 4,3%. Para septiembre, prevé 5,8, y 55% en el año.
“Mayor inflación y altas tasas (el promedio de las Leliq ronda el 85%) harán caer más el consumo y la actividad, en un contexto de falta de cooperación política”, apunta la Bolsa de Comercio de Córdoba. ¿Chau al sueño “lo damos vuelta”?
Macri logró el objetivo de preservar reservas y evitar una hiperinflación, con su impacto social, pero los daños colaterales comienzan a aparecer.
Las empresas perdieron capital de trabajo al prorrogarse por seis meses el pago de las letras de capitalización (Lecap). Los exportadores aducen que no es factible liquidar en 15 días las operaciones entre empresas locales y filiales, lo que afectará el comercio de automóviles y de productos agroindustriales.
Las operaciones inmobiliarias entre particulares están paralizadas, aseguran las cámaras sectoriales. El límite de 10 mil dólares mensuales perjudica esas transacciones, ya que los vendedores quieren dólares.
Sin embargo, apareció una gran oportunidad para los desarrollistas que –admiten- tuvieron “un buen agosto, y septiembre va en la misma dirección”. Los inversores, en algunos casos del sector rural, hacen valer los dólares ahorrados, reconocen en el sector. En julio, las ventas no financiadas (de contado) aumentaron 2,3% sobre julio de 2018, según la cámara desarrollista (Ceduc).
“En momentos de inestabilidad, hay inversores que consideran que la mejor opción es el inmueble por la seguridad que brinda en el corto plazo y su capacidad de recuperación posdevaluación”, apunta Fernando Reyna.
La ventana de oportunidades también se abrió para quienes deciden aprovechar las promociones en los autos cero kilómetro, o bien saltar a un modelo casi nuevo de usados. En agosto, esa operatoria subió 2,8% sobre igual mes de 2018, señaló la Cámara de Comercio Automotor.
Las miradas convergen hacia la clase política, a la que –desde todos los sectores- le reclaman acuerdos mínimos para que la Argentina encuentre un rumbo definitivo. “La dirigencia parece no estar a la altura del crítico momento”, sentencia Ercole Felippa, vicepresidente de los industriales cordobeses.