Por Claudio Fantini. La última vez que un miembro del régimen norcoreano entró a Corea del Sur, fue en 1950. El mismísimo Kim Il-sung, al frente del ejército norcoreano, traspuso el Paralelo 38 para reunificar la península bajo su liderazgo comunista, haciendo estallar la guerra que duró tres años y desembocó en el armisticio aún vigente.
Por eso, fue histórico el aterrizaje del Ilushin 62, avión oficial de Corea del Norte, en el aeropuerto de Seúl. ¿De qué se trata?
Hacía historia la hermana del supremo líder Kim Jong-un. Y no sólo por el hecho de ser el primer miembro de la dinastía comunista que visita Corea del Sur desde la invasión de su abuelo, sino también por ser una mujer cumpliendo un rol de altísima exposición mundial. La dirigente llegó a Corea del Sur para las Olimpíadas de Invierno.
En las postales de la cúpula de la nomenclatura de Corea del Norte jamás aparecen mujeres, sólo militares que juran lealtad al régimen.
En las postales de la cúpula de la nomenclatura jamás aparecen mujeres. Sólo militares con los uniformes forrados de medallas, libretitas en las manos para anotar las directivas del líder y desbordantes sonrisas que suelen derivar en carcajadas si al jefe se le ocurre alguna broma.
También fue sombrío y difuso el rol de las mujeres en la historia norcoreana. La esposa del fundador del régimen y madre del Kim Jong-il, antecesor y padre del actual líder, fue conocida y venerada porque había sido una heroína de la lucha contra la ocupación japonesa.
Pero la valerosa Kim Jong-suk murió durante su tercer parto en 1949. Quedó en la posteridad como una figura de la guerra revolucionaria, de la que habitó efímeramente el poder creado por su marido, más con el rol de madre que de jerarca influyente. Menos visible fue la segunda esposa de Kim Il-sung: su antigua secretaria Kim Song-ae.
Tampoco tuvieron visibilidad ni peso político las mujeres que alumbraron hijos de Kim Jong-il, incluida la madre del actual tirano, cuya propia esposa, Ri Sol-ju, aparece y desaparece del escenario público de manera misteriosa.
La pregunta es si la hermana de Kim Jong-un hizo su notable presentación al mundo como inicio de una carrera política.
Debutar con un viaje que marca la historia, como su visita a Corea del Sur para acompañar otro acontecimiento de fuerte impacto internacional -la participación de Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de Invierno- parece ser el lanzamiento de una membrecía importante y vistosa en la cumbre del poder.
Sin embargo, también es posible que el viaje de la joven Kim Yo-jong tenga por objetivo reforzar la campaña de gestos novedosos y amigables con la que Kim Jong-un ha logrado relajar la imagen de su régimen, tras la nutrida andanada de explosiones nucleares y ensayos misilísticos con que mantuvo a la región en vilo durante los últimos dos años.