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Por Héctor Cometto. Hablábamos de la muestra de protagonismo recuperado del fin de semana sin dejar de lado vestigios del fútbol cordobés. Esos que tienen un origen común en la falta de credibilidad económica y política, de orden y consenso, de vida institucional sólida.
Instituto
¿A alguien sorprende el final del presidente Juan Carlos Barrera en Instituto, al decir todas las señales que adelantaban problemas institucionales graves, luego de perder a los que lo acompañaban y entrar en desastres financieros imposibles de revertir? Y así terminó.
Hoy la Gloria pasa por uno de sus peores momentos institucionales, con la demanda de los jugadores y demás empleados, el técnico renunciante y la dirigencia con credibilidad cero, luego de más de una centena de cheques rechazados.
La renuncia del presidente Juan Carlos Barrera y su hijo Iván le quitan presión a un sistema a punto de explotar, aunque la solución parece estar lejos, ya que se habla de una deuda exigible en el corto plazo de alrededor de 20 millones de pesos. Instituto se salió de madre hace rato, y el desequilibrio no se puede afrontar. No aparece una venta como la de Dybala todos los años.
● En nuestra nota anterior hablábamos de Belgrano y el respeto al presupuesto, que es el respeto a la palabra, remarcábamos.
Se vendrá ahora un proceso de transición hasta nuevas elecciones, y se espera que algunos directivos renunciantes con posibilidades económicas se hagan cargo para palear la situación.
Todo sucede cuando creíamos que se había aprendido algo de la experiencia tortuosa que tuvieron que pasar los clubes quebrados. Parece un mal argentino, sólo después de la tierra arrasada aparece algún brote, algún atisbo de razonabilidad. ■