Por Sebastián Turello. Los Turello, junto a otros periodistas, visitó la planta de fabricación...
Autoridades del IAE y de Banco Macro, en una ceremonia conducida por la periodista Verónica...
La empresa Aguas Cordobesas celebró el cierre del programa “Construyendo Futuro 2024", con la...
Suscribite al canal de Los Turello.
Por Claudio Fantini. La situación política interna del Gobierno quedó al desnudo. La describió vía Twitter el escritor Guillermo Martínez, quien, en este caso, se prestó a apretar el torniquete que el kirchnerismo está aplicando sobre Alberto Fernández: El presidente “tiene que dejar de reunirse, esperar nada de los enemigos y gobernar con y para los que lo votaron”, dijo en su crítica. Pero también hay errores en la oposición.
Una proclama de sectarismo actuando como tridente para desangrar el “albertismo” y reemplazar los tímidos esbozos de diálogo por una confrontación total con “enemigos”, porque eso es lo que quieren “quienes lo votaron”, o sea, los votantes de Cristina Kirchner.
La respuesta de Guillermo Martínez a una nota similar de Claudio Fantini en el diario La Voz:
Hoy @claudioofantini publicó un artículo en La voz criticando que yo haya hablado de «enemigos» del gobierno. Me gustaría saber cómo llamaría en su benevolencia semántica a esta gente, o al que lanzó amenazas de muerte en Twitter o a los que llevaron una horca a la Plaza. https://t.co/tJVrTrnnLg
— Guillermo Martínez (@leoysubrayo) August 29, 2020
La situación es por demás complicada. La oposición sabe que para Alberto Fernández tomar decisiones propias es como correr con grilletes. Por eso, debiera comprender que no hace falta atacar al Gobierno de manera indiscriminada en cuestiones tan complejas como las relacionadas a la pandemia.
Es tanto lo que exhibe el Gobierno nacional para ser cuestionado; existen tantos puntos oscuros que justifican reaccionar con dureza, sin embargo, resulta deplorable el ensañamiento con acciones y declaraciones que podrán ser discutibles, pero en modo alguno son repudiables.
Carla Vizzotti es una médica infectóloga con una trayectoria por demás respetable. Y fue lamentable que dirigentes opositores la atacaran duramente diciendo que la funcionaria del Ministerio de Salud quiere prohibir la risa y el canto. La verdad es que ella no dijo eso.
Lo que Vizziotti dijo es algo cierto: en las reuniones de muchas personas en lugares cerrados, reír, hablar fuerte y cantar acrecientan el riesgo de contagio.
Eso es objetivamente así. La función de la secretaria de Acceso a la Salud es también advertir sobre actitudes peligrosas.
Lo mismo se está advirtiendo en muchos países del mundo sin que estallen coros denunciando de manera irónica que se intenta “prohibir” que la gente ría y cante.
Cuando existen tantos elementos para cuestionar al Gobierno, ensañarse con Vizzotti deformando lo que había explicado es tan o más cuestionable que la ola de ataques, que incluyeron verdaderas crueldades, por la participación de “la payasa Filomena” en un informe del Ministerio de Salud.
Puede no haber sido acertado, pero en modo alguno se justifica la catarata de burlas y ridiculizaciones contra la payasa Filomena.
En un país donde hay tanta crítica que formular al Gobierno, que -derrapar con ensañamientos injustos- muestra falta de seriedad y mala calidad política en la dirigencia opositora, que se permite crueldades y golpes bajos.