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Por Claudio Fantini. Al gobierno nacional y su partido, el Frente para la Victoria (FpV), le rebotan las críticas a su política económica que le hacen los economistas. Consideran que todos están, en mayor o menor medida, mentalmente diseñados con el formato neoliberal. Pero en el último puñado de días llegaron dos señales críticas difíciles de eludir con la coartada del poder económico y la ortodoxia económica.
Paul Krugman cuestionó el excesivo populismo de Cristina Kirchner, señalando críticamente la emisión desmedida de moneda, la altísima inflación y la manipulación del INDEC.
¿Puede el cristinismo descalificar la crítica de Krugman?. Difícil, por tratarse de un neo-keynesiano que cuestionó el Consenso de Washington, fue demoledor contra la economía de Bush hijo y le crítica al actual gobierno demócrata quedarse corto en intervención económica estatal.
En la vereda del frente de Angela Merkel, el autor de “Acabad ya con esta crisis” y “Economía internacional: teoría y Política”, explicó que el keynesianismo no es el estatismo y el populismo permanente que se aplica en la Argentina, afirmando que el propio Keynes recomendaba tales prácticas para salir de procesos recesivos y para combatir males como la desocupación, pero no proponía prescindir totalmente del mercado ni menospreciar la inflación ni mantener el déficit y la emisión en tiempos de crecimiento.
Krugman, que no es muy lejano a Joseph Stiglitz, el Premio Nobel favorito del kirchnerismo, dejó en claro también que el INDEC está mintiendo las estadísticas y que eso es sumamente grave.
Días antes, la Fundación Getulio Vargas había hecho público un estudio que tampoco deja bien parado al gobierno, al mostrar que la política económica oficial perjudica gravemente la inversión. Según la investigación, Argentina y Venezuela son los peores países para invertir en Sudamérica.
Tampoco en este caso puede el kirchnerismo achacar a conspiraciones neoliberales el cuestionamiento. Primero, porque el estudio que ubica a la Argentina y Venezuela como los peores de la región, dice que los mejores son Paraguay y Bolivia, y el gobierno de Evo Morales no es precisamente neoliberal. Lo que tiene es un presidente lúcido, que desde el primer día de su primer gestión puso al frente del Ministerio de Economía al inteligente preparadísimo Luis Alberto Arce, quien supo mantener los superávit y la inflación controlada por aplicar cabalmente el pensamiento keynesiano.
Tabla | Ranking de los países de América Latina según el promedio del Índice de Clima Económico en el último año.
Otra prueba de objetividad ideológica es que en el estudio sale mejor calificada la economía ecuatoriana que la chilena, siendo Rafael Correa otro exponente de la heterodoxia.
Además de estar considerada entre los mejores think tanks del mundo, el nombre de la Fundación que estudió los climas de inversión en Sudamérica señala que no está en la vereda neoliberal. Al fin de cuentas, Getulio Vargas fue el presidente del “Estado Novo”, una suerte de Perón brasileño que aplicó fuertes regulaciones e intervenciones estatales en la economía. Un claro exponente del “nacionalismo económico” del siglo 20.■