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Por Juan Turello. Algunos hablan de los cuatro jinetes del Apocalipsis para simbolizar lo que afronta el Gobierno en el frente externo y que repercute en la economía. La figura bíblica aludía a los jinetes que montaban cuatro caballos, los que representaban la victoria, la guerra, el hambre y la muerte, señala el comienzo de mi nota en La Voz del Interior.
Otros, para usar un lenguaje más común, advierten que ya no hay “viento de cola”, que empujó la recuperación en base a precios excepcionales de las materias primas (soja, básicamente), bajas tasas internacionales y un dólar barato frente a las otras monedas, que disimuló los problemas de competitividad de la Argentina.
La devaluación del yuan en 5% sacudió a la economía global. Aunque ese porcentaje resulta insignificante para los precios locales –aumentaron 27,1% en 12 meses, según la Inflación Congreso-, la pérdida de la moneda china equivale al rendimiento anual de los bonos de las economías emergentes.
La “pérdida de riqueza” que sufrieron los 400 millones de chinos con capacidad de consumo, terminará por impactar en la demanda de ese país, que es el importador número uno de materias primas.
La soja terminó a 359 dólares en Chicago (casi 12% menos que un año atrás) y a 2.000 pesos en Rosario. Por ahora, las pérdidas no son significativas. Lejos de los precios excepcionales de los últimos años, no implican una debacle, pero sí márgenes ajustados para los productores. Los precios locales subieron por la escalera, mientras el dólar oficial se ajustó sólo 8% en el año.
El dólar dejará de ser barato en la Argentina con el próximo gobierno. En esto coinciden todos los analistas. La duda es sobre cuánto se ajustará la moneda local y en qué tiempo. Mauricio Macri adelantó que el valor lo fijará el mercado. Implica, a priori, una devaluación más fuerte que la gradualidad que proponen los equipos técnicos de Daniel Scioli. “Se necesita un plan económico integral y que genere credibilidad”, insisten economistas independientes para evitar la opción entre devaluación de shock o gradual. El blue marcó un récord el viernes a 15,10 pesos.
El Gobierno sufre la devaluación del yuan, la caída del precio de soja y los temblores de Brasil y del dólar blue.
El dólar también valdrá más en el mundo frente a las otras monedas. La Reserva Federal de Estados Unidos decidiría subir las tasas para evitar el recalentamiento de la economía y una suba de la inflación ante la situación de casi pleno empleo que se verificó durante dos trimestres consecutivos.
Si Estados Unidos sube la tasa, se produce el flight to quality (“vuelo hacia la calidad”), por el cual los inversores dejan otras posiciones y se colocan en bonos norteamericanos. Los primeros en sufrirlo son los fondos de las materias primas. Por ende, en una primera etapa es de esperar que se produzca una baja en los valores agrícolas (soja incluida). La situación se estabiliza luego, pero esto dependerá de cómo continúe la política de la Reserva Federal. Además, la soja bajó esta semana por las excelentes perspectivas de la cosecha norteamericana.
El último jinete amenazante es Brasil, sumergido en una crisis económica, que se traducirá en una caída de la economía de 1,7% este año. El tembladeral político no sólo amenaza la estabilidad de Dilma Rousseff, sino también al Mercosur. Sus opositores plantean romper el mercado regional para poder firmar acuerdos, supuestamente beneficiosos, con Europa, que supliría la menor demanda de China.
Todo esto sucede mientras la Argentina sufre la incertidumbre propia de un proceso electoral, que aún no ofrece señales contundentes sobre hacia dónde se encaminará la política económica del próximo presidente. Sólo pocas certezas. Una de ellas, que el cepo al dólar y un peso sobrevaluado frente a otras monedas son insostenibles.