Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. No hay dudas de que la Argentina está de vuelta en el mundo de los negocios y las finanzas. Sucedió luego de la autoexclusión que se impuso el kirchnerismo, con una peligrosa dependencia financiera de China y la identificación política con el chavismo y Cuba, señala mi nota dominical en La Voz del Interior.
“El acuerdo con los holdouts está bien encaminado”, dicen que comentó Mauricio Macri a la delegación de cordobeses que lo entrevistó días atrás. El secretario del Tesoro de Estados Unidos empujó en el G-20 en esa dirección. La cuenta de esa deuda no es barata: 15 mil millones de dólares. El riesgo de la salida del default más grande del mundo es mal aprovechar esta nueva oportunidad.
Macri anunciaría este martes la colocación nuevos bonos para realizar obras y conjurar el déficit. El ajuste gradual que impulsa Alfonso Prat-Gay necesita de financiamiento para evitar la emisión, que recalienta los precios.
U$S3.000 millones de deuda tomarían las provincias de Buenos Aires, Mendoza, Salta, Entre Ríos y Neuquén. Córdoba emitirá U$S1.000 millones para lograr tasas más bajas.
Las provincias también quieren aprovechar la coyuntura. Buenos Aires, Mendoza, Salta, Entre Ríos y Neuquén emitirían obligaciones por 3.000 millones de dólares.
Córdoba sumará otros 1.000 millones de dólares. La administración de Juan Schiaretti quiere rescatar los 600 millones del Boncor 2017, que paga una tasa del 12% anual en dólares. Otros 400 millones se destinarán a obras. La tasa sería ahora entre 8 y 9%.
“Yo no aconsejaría que las provincias se apresuren a tomar deuda en dólares”, advirtió el economista Jorge Ingaramo, para quien todavía hay mucho por hacer para sanear las cuentas públicas, previo a endeudarse.
El acceso a los mercados y el compromiso de Macri de restituir en cinco años el 15% de la coparticipación que se destinaba a la Anses puede favorecer el despilfarro de algunas administraciones.
Los gestos del frente externo, que favorecerían las inversiones y el crédito a los sectores productivos, darán resultados en el mediano plazo. Para el día a día, aún queda cruzar el desierto.
La actividad económica se contrajo 1,9%y la producción industrial 2,3% en enero, según la consultora de Orlando Ferreres; el Índice de Confianza del Consumidor cayó casi 10% en febrero en relación con igual mes de 2015 y la expectativa de inflación promedio para los próximos 12 meses es de 33,6%, de acuerdo con la Universidad Torcuato Di Tella.
La agroindustria tendría mejores perspectivas de colocar sus productos en Brasil que los autopartistas, según las conclusiones de las reuniones que encabezó en Córdoba el embajador argentino Carlos Magariños. “La producción de automotores en las plantas cordobesas podría retroceder este año 15%, con lo cual acumulará una contracción de 42% desde 2013”, advierte Dante Sica (Abeceb). El sector despegaría en 2017 con la fabricación de tres nuevas pick up.
El balance sigue siendo el mismo: las perspectivas son buenas, pero los efectos del ajuste se sienten en el empleo privado (no crece) y los precios. Aunque no se exponga, la herencia existe.