Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. La economía camina despacito, al ritmo que popularizó Luis Fonsi. El producto interno bruto (PIB) creció 0,3% en el primer trimestre respecto a igual período de 2016. La actividad se expandió sólo 0,4% en el primer cuatrimestre, señalo en La Voz.
Es demasiado poco para las expectativas que la sociedad se había fijado. Pese a 18 meses de estancamiento, la población se mantiene optimista con respecto al futuro del gobierno de Mauricio Macri. Todas las encuestas -salvo las que difunde el kirchnerismo- muestran que la sociedad espera una recuperación en los próximos 12 meses.
Pero las primarias son en menos de 45 días y la elección legislativa el 22 de octubre. ¿Se votará con el bolsillo o por las expectativas de un futuro mejor?
“Hasta ahora, la economía pesó en las elecciones de medio término más que otros elementos”, reflexiona un experimentado político cordobés, quien acumula varias victorias, aunque también conoce de derrotas.
Macri plantea “el pasado o el futuro”, en un intento por contrastar la corrupción e intolerancia del kirchnerismo, con el actual orden constitucional.
Pero para millones de argentinos, el pasado fue mejor en cuanto a la capacidad de consumir. En el primer trimestre, el consumo privado se expandió apenas 0,9 por ciento, según el Indec.
La gente no percibe en el bolsillo la recuperación que los números macro muestran en el campo, la obra pública y el transporte.
“A Diego (Dequino) le llevó más de media hora explicar lo bueno que hemos hecho en el terreno internacional, con la salida del default, la recuperación del crédito externo y la posibilidad de expandir el mercado de capitales”, dijo el macrista Nicolás Massot tras escuchar al jefe de Economía de la Bolsa de Comercio de Córdoba.
El sabor agridulce embarga a los hombres de Macri. La Argentina trazó grandes líneas para una recuperación sustentable, pero el discurso oficial es comprendido –y aplaudido- en determinados círculos, más aún en el mundo de los negocios, aunque el Presidente está enojado con los empresarios. Les achaca la especulación con los precios y la inflación imparable, que volvería a rebotar en junio (1,5 por ciento) en relación a mayo (1,3).
Massot admite que el discurso de Cristina Kirchner pega fuerte en el llamado “Conurbano sur” de Buenos Aires, donde se concentra casi el 55% de ese cinturón. Miles están golpeados por la pobreza y la falta de trabajo. El 45% restante se ubica en el “Conurbano norte”, donde –afirma Massot- se decidirá la crucial elección bonaerense. El macrismo da por sentado que ganará en el interior de la provincia.
Los operadores políticos afirman que la apuesta de Macri de polarizar con Cristian Kirchner es de “alto riesgo”. El movimiento del dólar de los últimos días les da la razón.
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El dólar salió de la siesta que dormía tras el arreglo por la deuda y se coloca cerca de los 17 pesos. Empresas e inversores externos se pasaron a la moneda norteamericana hasta conocer el resultado electoral.
“Logramos sacar el dólar de la tapa de los diarios”, dijo cándidamente el martes el ministro Nicolás Dujovne. Al día siguiente, el tema fue tapa de los principales medios de negocios. Dujovne estuvo casi al borde de repetir “el que apuesta al dólar, pierde”.
La experiencia histórica lleva a industriales y almaceneros a retocar sus precios en función de cómo se mueve el dólar, aunque sus insumos y costos estén disociados de la moneda norteamericana.
En los últimos 12 meses, el salario real perdió cinco puntos frente a la inflación que, junto a la escasa generación de puestos de trabajo y al encarecimiento del crédito, determinó el estancamiento del consumo. La recuperación para el resto del año no tendrá la espectacularidad de 2014 y 2015, alentada por la maquinita del Banco Central.
La sociedad no experimentó la crisis inflacionaria que se avecinaba. El Gobierno tampoco la explicó. Ese debate se lo debe la sociedad, sin gritos intratables.