Por Claudio Fantini. Cruzaba un puente del Támesis cuando alguien que avanzaba en dirección contraria le pinchó la pierna con la punta de un paraguas. Horas después, el disidente búlgaro Grigori Markov moría en una clínica de Londres sin que los médicos detectaran el veneno que lo intoxicó. Hay otra decena de casos similares. ¿Puede haber sucedido algo similar con el financista Aldo Ducler en la Argentina?
Aquel asesinato perpetrado en 1978 llevaba el sello de la KGB (policía secreta rusa) y sus químicos expertos en venenos fulminantes e indetectables. Muchos disidentes murieron de ese modo.
A esas muertes se sumaron la de numerosos enemigos del poder de Vladimir Putin, un hombre surgido de las filas del espionaje soviético. El caso más célebre también ocurrió en Londres, donde agentes del Kremlin envenenaron al ex miembro del FSB Aleksander Litvinenko en 2006.
Las sospechas en torno de las muertes de Nisman y Ducler permiten deducir que «Rusia no queda tan lejos».
La última de esas muertes misteriosas fue la de Oleg Erovinkin, ex general de la KGB que le dio al ex agente británico Christopher Steele información secreta que probaría la razón por la que Vladimir Putin puede chantajear y manejar a Donald Trump. Erovinkin apareció muerto “por infarto” dentro de su auto, en una playa de estacionamiento de Moscú.
La sombra de estos casos sobrevuela el misterioso infarto de Aldo Ducler. Un extraño intento de robo que implicó empujón y forcejeo, pero sin quitarle nada de valor y, a renglón seguido, el financista de los Kirchner se desploma en pleno microcentro. Velozmente lo recoge una ambulancia privada, en una zona donde siempre actúan servicios médicos públicos. Momentos después muere por “infarto”.
Si el hecho hubiera ocurrido en Londres o cualquier ciudad europea y el fallecido hubiera sido enemigo o crítico del presidente ruso, no habría dudas de que al infarto lo provocó algún veneno indetectable de los que producían los químicos de la KGB y continuaron produciendo sus sucesores del FSB.
¿Es descabellado imaginar una trama de ese tipo detrás de la muerte de Ducler? Estaba por realizar la denuncia que dinamitaría el trayecto de Néstor y Cristina Kirchner hasta la cumbre del poder desde sus orígenes. La vieja sospecha de que los fondos de Santa Cruz fueron usados para comprarle a Eduardo Duhalde la candidatura presidencial; el traspaso a bajo precio del Banco de Santa Cruz a un grupo allegado y la forma fraudulenta de hacer traspasar al mismo grupo un paquete significativo de acciones de YPF, estaban a punto de ser revelados detalladamente por el hombre que ocupó posiciones clave en aquellos negociados.
Ducler calificaba a Néstor y Cristina como “jefes de una banda” en la que incluía a otras figuras de la era kirchnerista.
Con toda esa información a punto de ser entregada al Estado y con la muerte de Nisman de por medio, es inevitable pensar que Rusia no queda tan lejos.