Por Juan Turello. La Selección Argentina de fútbol cumplió, con un Lionel Messi excepcional y un equipo cohesionado y orientado a su gran objetivo, que fue ganar la Copa del Mundo Qatar 2022. La locura que desató este “equipo”, con concentraciones multitudinarias en todos los rincones del país casi nunca vistas, ni aún en los triunfos o concentraciones electorales. Su actitud debería ser imitada en la economía y en la política.
El equipo de Sergio Massa, que no es homogéneo, festeja la desaceleración de la inflación en noviembre, aunque sabe que es un gol que no asegura el resultado del próximo trimestre. Repasemos, en medio del fervor por el logro mundialista.
Por cuestiones estacionales, los precios aceleran en diciembre y en enero, además del clásico salto de marzo, con el inicio de clases y la vuelta a la normalidad de todas las actividades, señala mi nota en La Voz.
Hubo dos factores clave que explican la caída de los precios en noviembre: el programa Precios Justos y una menor demanda.
Los más de 1.500 artículos son casi inhallables en el interior.
Un ejemplo: mientras recorría las góndolas en busca de productos con el cartel de Precios Justos, el directivo de una agrupación empresaria reveló a este periodista las numerosas denuncias que ya realizó por la falta de esas ofertas en Córdoba.
“Mi señora está indignada”, completó. La mujer lo acompañaba en esa búsqueda infructuosa.
El programa no llega a los almacenes y comercios de cercanía, donde se concentran las compras de los sectores de menores recursos.
La expectativa de inflación para este año se ubica ahora en el rango de entre 92% y 95%, con una proyección de tres dígitos para 2023.
El equipo de Alberto Fernández imaginó que el bono de 24 mil pesos para los asalariados privados y de 13.500 para los beneficiarios del plan Potenciar Trabajo, movilizará la economía.
Un gol en contra. Para los movimientos sociales es “insuficiente”, mientras que los industriales nucleados en la UIA; las empresas de la construcción agrupadas en la CAC, y las cámaras de comercio de Córdoba y de la provincia (Fedecom) advirtieron que las empresas no están en condiciones de afrontar ese pago.
Al contrario de la Selección, en el equipo de Massa falta coherencia y capacidad de recuperación, y hay goles en contra, empujados por el kirchnerismo.
El Gobierno cree que con una medida voluntarista empuja el consumo, pero es un bumerán. Más dinero en la calle, sin aumento de la producción, provoca una suba en los precios, que termina por afectar a los beneficiarios.
Para las empresas, es otro golpe a la rentabilidad y a sus proyectos.
Massa es una máquina de producir anuncios, con la zanahoria de que habrá dólares para las compañías que adhieran a los acuerdos de precios.
Todos los días, Massa anuncia un nuevo convenio, que incluye desde teléfonos celulares, acero, aluminio, cartón, medicamentos, zapatillas y sigue la lista.
¿Habrá dólares para todos o el “funcionario amigo” favorecerá a unos y perjudicará a otros?
Para colmo, la tercera “Niña” consecutiva que afronta la Argentina afectará el ingreso de divisas. Los cálculos más optimistas prevén que el país perderá la llegada de unos 10 mil millones de dólares.
El convenio con Estados Unidos para detectar evasores es más un “cuco” que una realidad, con el objetivo de que se sumen al próximo blanqueo.
El ministro espera la llegada de unos 1.000 millones de dólares líquidos y una suba en la recaudación.
El “plan parches” ayudará a pasar el verano, apoyado en el cambio del humor social por el aporte de la Selección y el ánimo propio de los meses estivales.
Los que toman decisiones sobre la economía deberían mirar el espejo del equipo de la Selección: coherencia entre sus integrantes, trabajo, capacidad de recuperación ante el fracaso y una exposición clara de sus objetivos.
Parece poco, pero es mucho para la Argentina.