Por Claudio Fantini. Gabriel Fuks, ahora ex embajador en Ecuador, dijo que el canciller de ese país, Juan Carlos Holguín, mintió cuando justificó la expulsión del diplomático argentino. El canciller sostuvo que Fuks no dijo la verdad sobre la salida de la ex ministra de Rafael Correa, María de los Ángeles Duarte, condenada por corrupción y prófuga de la Justicia. Qué hay detrás.
De por sí es grave que la Argentina y Ecuador hayan quedado al borde de la ruptura de relaciones diplomáticas por este incidente.
Más grave aún es que de las versiones contrapuestas del gobierno de Ecuador y de la Casa Rosada, resulte más verosímil la de Quito.
La administración de Guillermo Lasso está debilitada y pierde respaldo popular frente a los seguidores de Correa, como quedó demostrado en las recientes elecciones de alcaldes.
A Lasso le viene bien un choque contra Alberto Fernández, también debilitado, más por su grieta interna que por la oposición.
Las internas políticas de Ecuador y de la Argentina chocaron en la “grieta” que atraviesa a Latinoamérica.
Por un lado, las trifulcas entre el correísmo y el anticorreísmo; por el otro, las del kirchnerismo con el antikirchnerismo.
Para el gobierno anticorreísta de Lasso, María de los Ángeles Duarte es una pieza clave en el tablero político porque ha sido condenada por el mismo caso de corrupción por el que también fue condenado Rafael Correa.
Al ser recibido por Cristina Kirchner en su despacho del Senado, Correa le pidió a la vicepresidenta que la Argentina diera asilo político a su ex ministra.
Cristina Kirchner gestionó que Duarte reciba esa condición. Alberto Fernández otorgó el asilo a Duarte.
Ecuador protestó diciendo que esa consideración no podía darse a personas que no eran perseguidas políticas sino condenadas por corrupción.
El gobierno argentino argumentó que Bélgica dio ese estatus a Rafael Correa, quien también está acusado y condenado por sobornos de Odebrecht y otras empresas, además de aportes ilegales a la campaña electoral.
Pero el estado belga aún está evaluando el pedido de Correa, mientras le permite residir en Bruselas en su carácter de marido de una ciudadana belga, la ex primera dama de Ecuador Anne Malherbe Gosseline.
María de los Ángeles Duarte desapareció de la embajada argentina en Quito y, como por arte de magia, apareció en la embajada argentina en Caracas.
El gobierno ecuatoriano sospecha que fue el embajador Gabriel Fuks quien sacó a la prófuga de la embajada eludiendo la guardia policial.
Por eso, lo declaró persona no grata y lo expulsó del país, a lo que el gobierno argentino respondió expulsando al representante de Ecuador.
Alberto Fernández explicó a Holguín –en una conversación telefónica- que no fue su embajador en Quito quien planeó la fuga Duarte, sino el embajador argentino en Caracas, Oscar Laborde, un hombre leal a Cristina Kircher.
Lo más desopilante es que Alberto Fernández sería la fuente que reveló la participación argentina, culpando de la gravísima transgresión diplomática a su vicepresidenta.
Por lo tanto, lo más grave es que la versión del canciller de Ecuador resulte verosímil.