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Por Sebastián Turello. Hay un dicho que se suele repetir en el campo. “Siempre que llovió, paró”. Sin embargo, frente a la coyuntura climática se podría preguntar: “¿siempre que paró, llovió?”. El campo y, en especial, la zona núcleo de la Argentina, “atraviesan la sequía más grande de los últimos 70 años”.
¿Por qué debería preocuparnos?
1] Por la importancia del campo para la economía de Córdoba.
En Los Turello, el economista Ramiro Farías, analista de la Bolsa de Cereales de Córdoba, citó un estudio realizado en 2015, conjuntamente por esta entidad y la Fundación Mediterránea, que determinó que el 33% del Producto Bruto Geográfico (PBG) de Córdoba lo aporta la agroindustria.
En otras palabras, el campo significa un tercio de la economía local.
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2] Por el “estrés hídrico” y por el pronóstico de La Niña.
“Veníamos de años donde predominó ‘El Niño’, que se consideran años muy lluviosos. Ahora el pronóstico nos está diciendo que para enero, febrero, marzo y abril hay 50% de probabilidad de ocurrencia de ‘La Niña’ o (una tendencia) Neutral. ‘La Niña’ se caracteriza por precipitaciones inferiores a las normales”, advirtió la ingeniera agrónoma Carla Spinazzé de la Bolsa de Cereales de Córdoba.
“Este año el problema es el estrés hídrico. Es decir, la falta de precipitaciones […] Hace meses que la provincia viene registrando milímetros inferiores al promedio de años anteriores, lo cual viene complicando la siembra temprana. El maíz temprano y la soja de primera se encuentran con escasas reservas hídricas o sufren condiciones de sequía”, agregó Spinazzé.
A pesar de las lluvias aisladas registradas el último de fin de semana, la mencionada entidad señaló que en el sur y el sureste provincial (la zona donde los cultivos se ven más afectados por la falta de agua) no hubo precipitaciones.
Especialistas de la @bccba estiman que 2,9 millones de hectáreas están con «estrés hídrico» (2,1 millones ha de #soja y 800 mil de #maiz). Se esperan lluvias pxma semana. «Niña débil» resto verano.
— Juan Turello (@JuanTurello) 6 de febrero de 2018
3] Por el impacto en los cultivos, en los productores y en la economía.
Como consecuencia del clima, las previsiones para la actual campaña se han recortado.
“El año pasado se hablaba de 58 millones de toneladas de soja y 40 de maíz, a nivel de país. Hoy, para soja se habla entre 45 y 50 millones de toneladas, mientras que para maíz se estima entre 35 y 39, siendo que todavía falta dimensionar cómo impactará la falta de precipitaciones en gran parte del cultivo de siembra tardía”, señaló Farías.
VIDEO | Entrevista a Carla Spinazzé y Ramiro Farías en Los Turello.
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Para el economista de la Bolsa de Cereales de Córdoba, el impacto será aún más profundo en la economía del “interior del interior”, donde hay una mayor dependencia del campo.
«El impacto será aún más profundo en ‘el interior del interior'»
Si el productor no está cubierto ante esta clase siniestros, queda muy complicado desde el punto de vista financiero, advirtió Farías. Explicó que un productor de soja que alquila un campo necesita para cubrir sus costos alrededor de 27 quintales por hectárea.
“El rendimiento promedio que se está estimando a esta altura es de 30 a 31 quintales. Es decir, que al productor (en este hipotético ejemplo) le quedarían cuatro quintales por hectárea y aún debe tributar Ganancias, entre otros impuestos”, apuntó el economista.