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Por Eugenio Gimeno Balaguer. Quién me dice que “está bien” y accede a todo lo que digo, o pienso realizar, seguramente no me hará crecer. Es quien me cuestiona y me critica el que ve en mí ciertas capacidades que yo mismo no vislumbro y me ve capaz de buscar mejores alternativas o tomar mejores decisiones.
Un buen líder debe rodearse de este tipo especial de colaboradores.
Joaquín Sabina en su canción “Noches de Boda” dice: “… que no te den la razón los espejos …”, entendiendo que los otros son nuestros espejos, lo cual me hace recordar a la siguiente anécdota.
Se cuenta que un famoso rey un día tomo la decisión de prescindir de un importante colaborador. Todos se sorprendieron pero nadie se animó a señalárselo salvo la reina, que en una conversación privada le dijo: “pero rey, cómo has prescindido de este colaborador tan directo, tan leal. Alguien tan cercano y de tanta confianza, y fundamentalmente alguien que nunca había contradicho ni criticado ninguna decisión tuya”.
A lo que el rey calmadamente respondió, “justamente por eso mi reina; porque nunca me criticó ni objetó ninguna decisión de las que tomé, y si lo hubiera hecho seguramente hubieran sido mucho mejores”.
Quien critica de buena fe ve más claramente cualidades y posibilidades.
Buen pensamiento para reflexionar y aplicar porque quien me critica de buena fe, seguro ve en mí cualidades y posibilidades más claramente de lo que yo mismo veo. Un buen líder que toma en cuenta, escucha y aplica estas observaciones seguramente crecerá y con él sus acciones y decisiones harán crecer a quienes conduce.