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Por Juan Turello. Para la sociedad en general pasó inadvertido que se cerraron las alianzas electorales que competirán en las Paso, el 13 de agosto, y de las cuales surgirán los diputados y senadores nacionales que se elegirán el 22 de octubre, señala mi nota en La Voz. Es comprensible. Repasemos por qué.
En Córdoba, 350 mil usuarios del transporte público de pasajeros sufrieron durante nueve días las consecuencias de un paro ilegal, que se llevó –en gastos extras de transporte- casi el 10 % de lo que cobra un empleado promedio. Las pérdidas económicas son incalculables en salarios caídos, en la industria y el comercio.
“Luego del leve repunte de mayo, esperábamos que el consumo arrancara en junio, pero el paro golpeó a la mayor parte de los comercios. En esas jornadas, la caída en las ventas fue del 50 por ciento”, afirma Horacio Busso, titular de la Cámara de Comercio.
Las ventas minoristas en la provincia apenas estaban por encima de las registradas en los cinco primeros meses de 2016. En supermercados y autoservicios la caída ronda el 5%, según los números que manejan en la cámara sectorial. En mayo, las ventas en los almacenes de Córdoba –medidas en unidades- fueron 2,8% menos que en igual mes de 2016. En los últimos 12 meses, la caída alcanza a casi el 25% en relación con los 12 meses precedentes. En palabras simples: ahora se compran tres productos en lugar de los cuatro que se adquirían hace un año.
El diagnóstico de los analistas se repite: el consumo tendrá un leve repunte entre julio y diciembre próximos, pero no serán los números explosivos de años anteriores.
¿La economía influirá en las elecciones? ¿Se votará con el bolsillo o la opción será otra?
La oposición intentará que el eje de la campaña electoral sea el estancamiento económico. Para la administración de Mauricio Macri y sus seguidores la opción será “entre la vuelta al pasado o la Argentina moderna”. El mes pasado, hubo indicadores que salieron de la siesta y mostraron una recuperación.
Jaime Durán Barba, el principal asesor publicitario de Macri, desfila por los programas de la televisión diciendo que “se ha roto la estructura piramidal” en las decisiones de los electores. El votante se decide por un candidato en función de la confianza que le inspira y por un cúmulo de sentimientos y emociones que recibió en los últimos meses, explica en su libro La política en el siglo XXI.
En definitiva, casi no importan las propuestas, sino la imagen y otras sensaciones creadas en torno de una figura política. No debiera ser así.
La cuestión central que deben definir los argentinos en los próximos comicios es qué Estado (en los distintos niveles) quieren, qué servicios debe prestar y cuántos impuestos y tasas están dispuestos a pagar para sostener el modelo elegido.
La mala noticia es que los impuestos seguirán siendo una pesada pesada en 2018, salvo modificaciones parciales en el impuesto al cheque (se tomaría a cuenta de Ganancias) y en gravámenes menores. IVA e Ingresos Brutos, clave en las recaudaciones de Nación y provincias, no tendrían cambios sustanciales, pese a sus alícuotas elevadas.
No lo permite el déficit público, que se acerca a los niveles del kirchnerismo, ni las demandas que se plantean al Estado nacional.
El voto que intentarán conseguir los candidatos en menos de dos meses será un cúmulo de sensaciones e imágenes grabadas en el votante. Las discusiones de fondo quedarán tapadas por las denuncias, agresiones verbales y fake news (noticias falsas). No debiera ser así por el bien de los argentinos y de un país con inmensas posibilidades de crecimiento.
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14/6/17: «Fake News» («Noticias falsas»)