Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. En el Gobierno están enojados; la industria y el campo están desencantados con Mauricio Macri y la sociedad está desorientada, sin saber cuál es la decisión correcta para la economía doméstica. Los sentimientos se han convertido en el mejor reflejo de cómo le va a cada uno en la coyuntura. Por supuesto, expresan cuestiones más profundas, señala mi nota en La Voz. Repasemos.
Enojados. Mauricio Macri no ocultan su fastidio y apunta contra las supuestas recetas mágicas de Roberto Lavagna, convertido rápidamente en el tercero en discordia en la carrera presidencial.
Dante Sica, ministro de Producción, acusó a los empresarios de ceder ante los sindicatos y, luego, “darse vuelta para pedirle subsidios al Estado”. Antes de la función pública era uno de los principales asesores de industriales y exportadores. Ahora, está molesto.
Desencantados. Los empresarios quieren que, ante la fuerte caída de la actividad -6,2% en el último trimestre de 2018-, el Gobierno baje la presión fiscal. Piden eliminar retenciones y restablecer los reintegros a las exportaciones.
Casi imposible de aceptar por parte de Sica y de Nicolás Dujovne (Hacienda). El compromiso ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) no da márgenes, más aún con la recesión que trae una baja en la recaudación.
“Hagan algo”, fue, en el fondo, la apelación de Enrique Umbert (Cámara de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa) a Lavagna cuando le mencionó que “hay 200 mil Pyme, que ocupan a un millón de personas, que están en riesgo de desaparecer”.
Es cierto que el Gobierno hizo cosas buenas: institucionalidad, lucha contra el narcotráfico y regreso al mundo. Pero aumentaron la inflación, el desempleo, la pobreza y la deuda.
Sin esa reinserción al mundo, no hubiera sido posible que el FMI hubiera prestado 50 mil millones de dólares y permitiera, ahora, que unos 20 mil millones de pesos se destinen a la ayuda social. Sin ese crédito, la Argentina hubiera caído en default y se habría encaminado a otra hiperinflación.
El Gobierno comunica mal. Lo de las redes sociales es insuficiente para la mayoría. Hasta los sectores más afines al macrismo admiten que el Presidente debe explicar a la sociedad -¿por cadena nacional?- hacia dónde va la Argentina y por qué se toman estas medidas. Elemental.
Hasta Carlos Melconian, expresidente del Banco de la Nación, se queja: “No creo en la Carta Abierta de la Jefatura de Gabinete”, dice –con ironía- sobre las comunicaciones de Marcos Peña.
¿Hay otra alternativa a la dura receta ortodoxa? Al inaugurar el ciclo anual, el titular de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Manuel Tagle, arengó a sus pares a sostener el plan oficial y cuestionó la actitud de “los escépticos”, tras recordar que su propio sector sufre una fuerte caída en las ventas. Y arremetió contra “la catarata de críticas que contribuyen a la confusión conceptual de los argentinos”.
“La presión fiscal de los distintos niveles del Estado es insostenible”, admitió y advirtió que el próximo gobierno no podrá soslayar la discusión de las reformas previsional, fiscal y laboral, como sucede en Brasil.
La actividad mejorará levemente por una cosecha récord (Córdoba en primera fila) y los aumentos salariales a jubilados, a la AUH y en paritarias. Pero no mucho más.
Desorientados. Guillermo Oliveto, especialista en consumo, sostiene que éste dependerá de los aumentos que se otorguen a jubilados, a la asignación universal por hijo (AUH) y en paritarias. “El dato es el nivel de empleo, ya que las remuneraciones de todos los trabajadores conforman la masa salarial; ahí está la clave sobre qué va a pasar con el consumo”, apuntó.
En 2018, se perdieron 119.300 empleos formales y los datos del primer trimestre no son alentadores. El cese de la planta de caja de cambios de Fiat es sólo la punta del iceberg. Renault y Mercedes Benz pusieron en suspenso el proyecto de las pick ups Alaskan y Clase X en Santa Isabel. La inversión con Nissan era de 600 millones de dólares.
La actividad mejorará levemente por una cosecha récord (Córdoba en primera fila) y los aumentos salariales. Pero no más.
¿Por qué modelo sostenible están peleando los políticos, o es sólo de una disputa por cargos? Hay pocas respuestas sensatas.