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Malas noticias para el gobierno de Cristina Kirchner: superávit de la balanza comercial cayó en agosto 59% en relación a 2012, convirtiéndose en el peor resultado de este año, en tanto el fracaso del blanqueo implica menos ingresos de dólares.
¿Por qué es preocupante?
Porque la diferencia entre exportaciones e importaciones alcanza en 8 meses a sólo u$s 6.292 millones de dólares, 32% menos que un año atrás. En valores absolutos, unos U$S 3.000 millones menos que en 2012. Esa caída iba a ser reemplazada por el blanqueo de capitales -vigente desde el 1° de julio-, pero hasta el viernes último el ingreso había sido de sólo U$S 145 millones. Las reservas del Banco Central están por debajo de los U$S 35.000 millones.
Una de las medidas que analiza el Gobierno para evitar la sangría de dólares sería reducir los subsidios al consumo de la luz y el gas de las clases media y alta después de la elección del 27 de octubre.
La necesidad de bajar el gasto público mediante el recorte de los subsidios al transporte y a la energía es recomendado por todos los economistas. ¿Podrá hacerlo Cristina Kirchner? Depende de:
● El poder político que retenga la Presidenta tras los comicios legislativos.
● La posibilidad de recortar en otras áreas el gasto público, que alcanzó al 25% del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre, según el informe del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba. La tarea es muy complicada porque el 72% se destina a transferencias a la Seguridad Social (jubilaciones, pensiones, AUH y otros beneficios se llevan el 56% del del gasto total).
En 2012, se gastaron $ 86.600 en subsidios al transporte y a la energía.
Las posibles salidas:
● Mantener los subsidios al transporte, al gas y a la luz. Esta política es inequitativa para los sectores más bajos.
● Recortar los subsidios. Aparece muy díficil en lo social para un Gobierno que sufriría una derrota política, aparece como muy difícil en lo social.
Nota: no es posible un endeudamiento externo para financiar el aumento del gasto.
El kirchnerismo está encerrado en una paradoja: si hay crecimiento, necesitará traer más combustible para sostener la expansión y la demanda en invierno; si no hay crecimiento, gastará menos en la importación, pero habrá mayores reclamos sociales por la falta de trabajo.
¿Aceptarías pagar más por la luz y el gas que consumís, y un aumento en el boleto por la baja de los subsidios al transporte público?
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