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Por Claudio Fantini. El centro quedó al borde del abismo en Francia, porque la extrema derecha podría imponerse en el ballotage absorbiendo los votos de la izquierda dura, que en la primera vuelta del domingo último fueron al candidato izquierdista Jean-Luc Mélenchon. Emmanuel Macron, quien busca la reelección, tiene chances de ganar y, de hacerlo, habrá salvado al centro que mantiene en pie la 5ª. República. Pero el escrutinio de primera vuelta muestra que también Marine Le Pen tiene claras posibilidades de imponerse el domingo 24.
Desde la elección de 2001, la extrema derecha fue creciendo al tiempo que el centro se fue debilitando.
El escrutinio del domingo se parece a un certificado de defunción de la centroderecha gaullista y de la centroizquierda socialdemócrata.
Si el centro se salva con un triunfo de Macron, esta vez no habrá sido con los votos de los republicanos y del Partido Socialista, sino con los de la izquierda dura.
En 2002 Jean-Marie Le Pen dio el primer batacazo electoral al desplazar al tercer lugar a Lionel Jospin, el candidato del Partido Socialista (PS).
En la segunda vuelta, los votos del centroizquierda fueron masivamente a Jacques Chirac, que pasó del 20% por ciento al 82%, mientras que su oponente ultraderechista apenas se movió del 16,85% al 17,68%.
Desde que en 2007 desplazó a su padre en la conducción del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen empezó a pulir los modales de la derecha extrema en Francia.
En 2017 pasó al ballotage con Macron, con el respaldo en primera vuelta del 21,3%. En la segunda vuelta, Macron saltó del 24% al 66%, que le dio la presidencia.
Con la centroderecha gaullista y con el PS cerca de la extinción, al próximo presidente francés lo definirán los que se abstuvieron en la primera vuelta y los izquierdistas que votaron a Mélenchon, colocándolo muy cerca de Le Pen.
Si el grueso de sus votantes se abstienen de votar en el ballotage, habrán cumplido con el pedido de su líder, pero esa abstención podría colaborar con la llegada al poder de la extrema derecha.
Algo que no se puede descartar debido a que en cuarto lugar quedó el ultraderechista Eric Zemmour, cuyos votantes acudirán masivamente a sufragar por Marine Le Pen.
También fluiría hacia ella el 2% que sacó Dupont-Aignan, el otro postulante de la derecha dura.
La derecha lleva años absorbiendo izquierdistas desilusionados con el Partido Socialista.
Marine Le Pen exorcizó al partido que lideró su padre, un filonazi. Le sacó los demonios del racismo descarnado y de la nostalgia por Vichy.
También atenuó el antieuropeísmo y pulió modales y discursos para darle apariencia de partido normal.
La ahora llamada Agrupación Nacional (Le Pen) canaliza el racismo, la xenofobia, el antieuropeísmo y el desprecio a la cultura liberal demócrata y su sistema institucional.
El sentimiento de aversión a la democracia liberal, la comparte con la izquierda que vota a Melenchon.
Esos votos ideologizados desprecian todo lo que representa el presidente actual, en particular su europeísmo, su defensa de la 5ª. República y su reformismo liberal.
Como nunca antes los extremos tienen cercado al centro en Francia. En el ballotage se sabrá si pueden doblegarlo.