Por Claudio Fantini. El mundo necesitaba un poco de serenidad y la Cumbre del G20 pareció interesada en darla. Cuando aún no había pasado el trauma global de la pandemia, Vladimir Putin invadió Ucrania, para iniciar una guerra insensata que puso a Rusia contra las potencias de Occidente. Y provocó una crisis alimentaria y energética a escala global, que daño la economía global. ¿Qué pasó en Bali?

Con ese marco sombrío y decepcionante, el líder chino, Xi Jinping, se convirtió en una versión de Luis XIV, mientras somete brutalmente el autonomismo uigur, arrebata derechos y garantías a los habitantes de Hong Kong y blande la espada conquistadora sobre Taiwán.

El G20 podía incrementar las incertidumbres y preocupaciones o, por el contrario, emitir señales tranquilizadoras. Hasta ahora, ocurrió lo segundo.

No se trata de grandes compromisos para conjurar los graves peligros existentes, sino apenas de gestos de tener voluntad para impedir nuevos desastres.

G20: Biden y Xi Jinping

El primer hecho positivo fue previo al comienzo formal de Cumbre: el largo encuentro personal entre Joe Biden y Xi Jiping.

Ese cónclave se habría frustrado si los demócratas hubieran sido barridos de las urnas por el huracán republicano que estaba pronosticado.

Pero, la tan mentada “ola roja” terminó siendo una ventisca que apenas despeinó a la administración demócrata, por lo que el presidente norteamericano llegó entero a su encuentro con el todopoderoso mandatario chino.

Las declaraciones no fueron explícitas sobre el resultado alcanzado, aunque Biden dijo estar seguro de que es posible evitar una nueva Guerra Fría que divida el mundo.

La impresión es que, al menos en lo inmediato, no hay riesgo de invasión a Taiwán y hay voluntad, tanto en Washington como en Beijing, de levantar puentes para limar asperezas comerciales, empresariales y financieras.

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No a la guerra nuclear 

También fue tranquilizador que Xi Jinping lanzara de manera abierta y contundente la exigencia a Putin de no usar armas nucleares en la guerra de Ucrania.

Para el presidente de Rusia, la cumbre del G20 también fue un escenario adverso, porque la mayoría de los gobernantes presentes se pronunciaron contra la invasión rusa al país vecino.

Los líderes mundiales –salvo Rusia, que no fue invitada al encuentro-, escucharon a Volodimir Zelenski, en directo.

Previo al G20, Xi Jinping venía repitiendo -como una amenaza- su anuncio de incrementar el poderío militar chino y prepararlo para la guerra.

Apremiado por lo síntomas de debilitamiento económico de China (contracción de las exportaciones, reducción de los préstamos bancarios y fuertes caídas de la producción industrial y del comercio minorista), apareció con gestos más conciliadores hacia el mundo.

Claudio Fantini

Politólogo y periodista. Analista político en medios argentinos y del exterior. Profesor y mentor de Ciencia Política en la Universidad Empresarial Siglo 21 (UES21). Autor de varios libros, el último de los cuales es la La Gravedad del Silencio.