Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. El penal en el fútbol es una instancia decisiva, que puede cambiar el resultado del juego. Lo logró el humilde equipo de Defensa y Justicia que dió vuelta la serie ante Palmeiras, en San Pablo, Brasil. Por contrapartida, el Gobierno nacional es un equipo que erra penales. Repasemos las últimas jugadas del equipo que conduce Alberto Fernández, según mi nota en La Voz.
La inflación de marzo fue de 4,8 por ciento -el peor marzo desde la híper de 1991-, con un acumulado de 13% en el primer trimestre.
El dato sacudió al equipo de Alberto Fernández, quien había prometido en campaña llenar “la heladera” de los argentinos. Esa promesa es hoy un bumerán.
La meta de 29% en el año del ministro de Economía, Martín Guzmán es muy difícil de lograr, salvo que el índice no supere el 1,5% mensual en los próximos nueve meses.
“Imposible”, había anticipado Orlando Ferreres, una de las voces más escuchadas en los ambientes económicos.
Las consultoras prevén una inflación en torno de 3,5% para abril en base a los aumentos de los combustibles (6%); de la medicina prepaga, 4,5%; del transporte y de los alquileres (los precios se liberaron), entre otros rubros.
La luz subirá en Córdoba casi 10% desde este mes). El gas natural, que se decide a nivel nacional, entre 7 y 9% desde mayo, para evitar otro número impactante en la inflación de abril.
La suba en los ingredientes básicos -carne, aceites y harinas- llevó al Gobierno a lanzar un plan de controles, que involucra a la Afip para supervisar precios máximos; a reflotar acuerdos sectoriales (con la cadena avícola) y a trabar las exportaciones de carne, con un doble control y la amenaza de la suba de retenciones.
La batería de controles puede resultar un alivio en el corto plazo, pero es dañina para aumentar la producción, por lo que habrá subas por una baja en la oferta.
¿Hay especulación? Sí, como en toda actividad humana, pero es la realidad de una economía capitalista, que predomina en todo el mundo, incluso en China, en Rusia y en Cuba, donde se alienta ahora el emprendedorismo.
¿Los gobiernos intervienen? Sí, para alentar que los sectores privados inviertan y, por ende, generen competencia (penales dentro del arco).
Los ministros del presidente completan la serie de errores: amenazan a las empresas, les exigen producir al máximo (sin importar la oferta y la demanda, ni los costos marginales); restringen las exportaciones y limitan las importaciones, que podrían ayudar a equilibrar los precios internos.
Alberto Fernández se peleó con médicos, padres y alumnos y su equipo, con los sectores productivos (menos oferta genera más inflación).
Los precios seguirán subiendo porque la baja en la producción no podrá atender la demanda que generan los pesos que hay en el mercado por la mayor emisión (160 mil millones en marzo, según datos provisorios).
La menor actividad afectará los ingresos fiscales, mientras los gastos siguen creciendo: la última ayuda anunciada tendría un piso de 25 mil millones de pesos.
Al “pisar” las tarifas, serán necesarios más subsidios económicos a las empresas generadoras de gas y de electricidad (con tarifas congeladas desde hace un año), lo cual también eleva los gastos
Además, la sangría de dólares que implica la vuelta del buque regasificador a Bahía Blanca, luego de dos años de ausencia.
El dólar pierde frente a la inflación, lo cual alienta un ajuste futuro (¿después de las elecciones legislativas?); subió 8,6% en el trimestre contra el 13% de los precios.
El último penal errado (decisivo para evitar una mayor crisis) fue el mal manejo de la provisión de vacunas (Uruguay compró las dosis que Pfizer había reservado para la Argentina) y un plan que desnudó privilegios.
Sólo el 29% aprueba en Córdoba la gestión de Alberto Fernández y su imagen positiva es de 31%, según la última encuesta de Zuban Córdoba y Asociados.
Algo no anda bien en un equipo que debe recrear la confianza de la sociedad y de los agentes productivos.