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Por Claudio Fantini. En Israel, una era política está llegando a su fin. Es la era de Benjamin Netanyahu. El largo reinado de un conservador que alcanzó el récord de permanencia en el poder que tenía David Ben Gurión, uno de los padres fundadores del Estado de Israel, está llegando a su fin luego de las elecciones realizadas en territorio israelí.
Por un puñado de votos lo superó en las urnas el general Benny Gantz y su partido centrista, Azul y Blanco. De ser el próximo primer ministro, es de esperar un viraje hacia la moderación que llevaría a Israel de nuevo hacia las políticas sociales que caracterizaron el grueso de su existencia y habían sido desactivadas durante el largo reinado ultraconservador de Netanyahu.
También es posible, aunque sin grandes concesiones y preservando la expansión impuesta en la última década, que Gantz reactive el diálogo con los palestinos, congelado por Netanyahu con la idea de enterrarlo definitivamente.
¿La persistencia del empate entre Netanyahu y su principal adversario significa que nada ha cambiado entre una elección y otra?
La respuesta es una paradoja: lo sustancial no ha cambiado, sin embargo, hay un cambio sustancial. Ese cambio es que Netanyahu difícilmente podrá ahora evitar que el general Gantz intente formar gobierno.
Tras las elecciones de abril, Netanyahu intentó formar gobierno, pero fracasó y entonces convocó a repetir los comicios, sin dar una oportunidad a su contendiente.
No violó ninguna Ley, pero transgredió una frontera ética. Ahora, le será más difícil formar gobierno, y también le será más difícil convocar a una tercera elección porque Gantz logró una ventaja en la cantidad de votos obtenidos.
Pero el camino de la próxima coalición gubernamental pasa por Israel Beitenu. Otra paradoja, porque el partido de la derecha secular que se creó a partir de la inmigración desde la extinta Unión Soviética, no mejoró su performance respecto a la elección anterior. Los que lograron un gran resultado fueron los partidos árabes, que fueron juntos en una Lista de Unidad y lograron un histórico tercer puesto en la elección.
Sin embargo, por su ubicación en el arco político, es Israel Beitenu (Israel Nuestro Hogar) el partido que tiene la llave de una coalición sustentable. Su líder, Avigdor Lieberman, ya no quiere seguir resignando sus banderas laicas, por lo tanto, no le permitirá al actual primer ministro mantener los mismos socios.
El partido centrista Kajol Lavan (Azul y Blanco), del general Gantz, no lograría acumular las bancas necesarias con la centroizquierda y con los partidos árabes que lograron una lista de unidad. De tal modo, es Avigdor Lieberman quien tiene la fórmula de un nuevo gobierno. Y los componentes de esa fórmula podrían no incluir la continuidad de Netanyahu en el cargo de primer ministro.
Queda una posibilidad que los alemanes llaman la “gran coalición”: un gobierno en el que convivan los dos principales antagonistas del escenario político. Como a la llave la tiene Avigdor Lieberman, Yisrael Beitenu podría ser parte de ese gobierno. Y como Benny Gantz habría obtenido más votos, él sería el próximo primer ministro. Por lo tanto, estaría llegando el fin de “la era Netanyahu”.