Por Claudio Fantini. La Franja de Gaza es víctima de las bombas impiadosas de Benjamin Netanyahu y de la estrategia de Hamás. Esa estrategia apunta al largo plazo porque busca estigmatizar a Israel como “genocida” y “asesino de niños”, para justificar una futura acción exterminadora.

Si no fuera ésa su estrategia, en los siete años de control absoluto de la Franja de Gaza hubiera construido refugios antiaéreos y colocado sistemas de alarma para proteger al pueblo con la misma eficacia con que protegen a sus dirigentes.

Y si países como Irán y las monarquías árabes del Golfo no apoyaran esa estrategia de victimización del propio pueblo, hace tiempo que pondrían como condición a su asistencia económica, a que Hamás construya los refugios y demás instrumentos de protección a esa población que queda a la intemperie cada vez que el régimen de Gaza e Israel entablan duelos de artillería y misiles.

Las imágenes que ganan al mundo: niños muertos en los ataques israelíes | Foto: www.milenio.com

La derecha israelí parece no entender la estrategia del enemigo de Israel y colabora con ese plan de estigmatización. Cree que, siendo el único país del mundo cuya existencia está amenazada, tiene derecho al crimen en defensa propia. No comprende que el plan de Hamás -apoyado por Teherán y algunas capitales árabes- es de largo plazo.

El arma de Hamás no está en las baterías móviles de proyectiles Kasam y Grad, sino en las fotos de cientos de niños muertos que llevan días inundando el planeta, con la colaboración del duro Netanyahu y de su socio extremista Avigdor Lieberman.

La guerra de Hamás se libra en la dimensión de la opinión pública internacional y allí, a los misiles de Hamás no los detiene el sistema antiaéreo conocido como Cúpula de Hierro, sino que impactan sobre la imagen y la credibilidad de Israel, destruyéndola.

Hamás no sólo no padece el devastador ataque israelí: lo está incitando, para ganar su guerra ante la opinión pública mundial.

Netanyahu y Lieberman podrán inutilizar lanzaderas de cohetes y destruir túneles, pero serán repuestos y reconstruidos en el siguiente par de años, y volverán a ser utilizados para que Israel otra vez contraataque devastadoramente. Así actúa la mano que talla el estigma.

Posiblemente, el gobierno israelí está leyendo equivocadamente la carta blanca que parecieran darle muchos regímenes árabes para que extirpe al ultra-islamismo que gobierna Gaza. En realidad, podrían estar colaborando con el plan de estigmatización que terminará aislando a Israel.

Lo explicó Napoleón diciendo: “Cuando el enemigo se está equivocando, no hay que interrumpirlo”.
A muchas de las voces que en el Oriente Medio y en el resto del planeta se levantan indignadas, no les importan las vidas perdidas. Si así fuera, denunciarían las masacres civiles que el régimen sirio comete cada vez que ataca ciudades o barrios controlados por rebeldes. También denunciarían la represión del gobierno iraquí; las masacres contra los chiítas y la deportación masiva de cristianos que está cometiendo el califato proclamado en el centro iraquí, así como las decapitaciones y crucifixiones de soldados sirios perpetrados por rebeldes sunitas.

Pero la hipocresía ajena no justifica el trágico error israelí, que pone en riesgo en el mediano plazo al pueblo de Israel y al judaísmo de la diáspora.

El cortoplacismo militar de la derecha israelí ha fracasado y es funcional al monstruoso plan de los enemigos del judaísmo. Colabora con la estigmatización en marcha construyendo asentamientos en Cisjordania y respondiendo los ataques de Hamas con ataques más devastadores.

Israel es más débil desde la muerte de Yitzhak Rabin. El muro que disminuyó los atentados terroristas, es el paredón donde está siendo fusilada la imagen del Estado judío en la dimensión de la opinión pública internacional, la dimensión donde libra su guerra Hamas.

Claudio Fantini

Politólogo y periodista. Analista político en medios argentinos y del exterior. Profesor y mentor de Ciencia Política en la Universidad Empresarial Siglo 21 (UES21). Autor de varios libros, el último de los cuales es la La Gravedad del Silencio.