Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en relación...
Suscribite al canal de Los Turello.
Por Claudio Fantini. Lula no fue el Chávez de Brasil, sino el Felipe González del gigante sudamericano. O sea el líder izquierdista que hacía falta para garantizar el rumbo capitalista. Así como Adolfo Suárez puso la proa española rumbo al capitalismo europeo, y la marcha se consolidó cuando a esa dirección la ratificó el gobierno del principal partido de izquierda.
En Brasil, fue Luis Inácio da Silva quien consolidó el esquema macroeconómico que había iniciado Fernando Henrique Cardoso cuando fue ministro de Hacienda de Itamar Franco. Por eso, cree que las grandes corporaciones empresariales estén detrás de la embestida judicial que lo viene arrinconando.
Las corporaciones empresariales no tienen nada contra él, lo que lo lleva a sospechar que detrás de los magistrados que quieren meterlo preso, está el PDS, la fuerza que lidera Cardoso.
Ese partido, llamado socialdemócrata, pero clara y lúcidamente liberal, que ha perdido cuatro elecciones consecutivas con el PT, tiene motivos para querer que tanto Lula como Dilma Rousseff se hundan en el “petrolao”.
De eso está convencido Lula. También de que el partido de Cardoso, José Serra y Aecio Neves, empuja desde las sombras al juez que busca procesarlo. Y en base a ese convencimiento, Lula elaboró una estrategia que implica plantear una amenaza para buscar una negociación.
Cuando dijo el lunes que ya no iba a postularse nuevamente, pero que, al sentirse desafiado, ha decidido que volverá a ser candidato a presidente, está amenazando con esa nueva postulación, pero también está insinuando de que la depondría si cesara el desafío que dice estar enfrentando.
❝La importancia de que Lula convertirse en jefe de Gabinete de Dilma, no está tanto en los fueros, como en el poder de negociación que le dará esa posición estratégica❞
La importancia de convertirse en jefe de Gabinete de Dilma, no está tanto en los fueros, como en el poder de negociación que le dará esa posición estratégica. Desde allí, Lula amenazará con torcer el timón para tomar un rumbo populista, con nacionalizaciones, dirigismo estatista y construcción de un frente mediático agresivamente oficialista, como el que financió el kirchnerismo.
A cambio de no arrojar el país a semejante deriva, el líder del PT exigirá que Cardoso, Neves y Serra usen su influencia para detener la ofensiva judicial. Y ofrecerá algo más: negociar con Fernando Henrique una amplia reforma del Estado, en el sentido que reclama el ex presidente liberal.
Cardoso también dejó abierta esa puerta negociadora, al señalar en un artículo reciente que con los gobiernos debilitados se pueden acordar las reformas que necesita la economía.
Deriva populista o acuerdo para acotar el accionar judicial y ampliar la apertura económica. Ésa es la estrategia que desplegará Lula desde el puesto estratégico que ha conseguido para ponerse a salvo.
Relacionada:
» 15/3/2016 | La justicia argentina en el espejo de Brasil.