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Relevamiento Federal, Córdoba: Schiaretti y Llaryora para suceder a De la Sota.
Ticket macrista con Aguad-Baldassi y Juez.
Oberdán Rocamora, sobre informe de Consultora Oximoron, para Jorge Asís Digital.
Es como si Massa le dijera a su “amigo” De la Sota: “Con los puntos que me sacás, podés hacerme perder la elección nacional. Con los puntos que yo te saque, puedo hacerte perder la provincia”.
Los peronistas se quieren con la misma pasión que invierten para desconfiarse.
Téngase en cuenta que se planificaba una gran interna ilusoria. “Unas Paso peronistas”, entre José Manuel De la Sota, El Cordobés Profesional; Adolfo Rodríguez Sáa, El Padre de la Puntanidad, y Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia. Pero la ilusión se desinfló y nadie explica el motivo.
Consta que en la última reunión del Padre de la Puntanidad con El Cordobés Profesional hablaron del clima, del turismo, de la inseguridad, como dos tíos sensibles y preocupados. Ninguna palabra sobre la alianza eventual. Trasciende que Massa desconfió (aunque no lo acepte) cuando De la Sota, llevado por Juan Carlos Mazón, El Armador, fue a almorzar a La Plata con Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.
“Quiere ser el vice”, se dijo, entre los prejuiciosos que desconocen que De la Sota, a esta altura, no quiere ser el vice de nadie. Al menos, es lo que proclama. Aunque Teodoro, filósofo positivista del Golden, sostiene que a De la Sota cuesta creerle algo. “Odia la verdad”, confirma Teodoro, que lo estudia y admira.
Ocurre que el gobernador De la Sota, aunque no le crean, renuncia a la reelección (en Córdoba), para la que está constitucionalmente habilitado. Para intentar la alucinante candidatura presidencial. Va a caminar con su proyecto, por los distritos y sobre todo por los canales, según nuestras fuentes, hasta marzo. Para ver cuánto crece -si crece-, y cuánto avanza, si avanza.
Sin embargo Massa no lo espera y se le introduce en Córdoba. Hasta el año pasado, el titular de la Franja de Massa planificaba entrar con Ramón Mestre, un par, intendente radical de Córdoba. Y hasta dejó trascender, en el histórico almuerzo de Rafa Garfunkel, que le encantaría que Mestre fuera su vice. M.M. Massa-Mestre. Pero por cuestiones pecuniarias, por precipitaciones desprolijas de sus colaboradores, Mestre también, como proyecto, se desinfló. Aunque aún se le abre una alternativa. Ampliaremos.
Pero de pronto Massa reapareció por Córdoba fotografiado en la invención de un acto junto a la señora Olga Riutort, La Olguita. Más que una “ex mujer de”, La Olguita es un cuadro político, que mantiene la asignatura pendiente de ser alcalde de la capital cordobesa. En realidad, con quien Massa avanza para catapultarlo hacia la gobernación es con Martín Llaryora, el ex alcalde de San Francisco que tiene su misma edad. 42 años. Dos Ratas de Agua.
Y Llaryora renunció al Ministerio de Industria para lanzarse a la campaña. Sin apuro. Tiene años por delante. Como los tiene Massa. Pero ambos quieren mojar la medialuna ya.
De los tres protagonistas de la consagrada miniserie (“Mauricio, Daniel y Sergio”), el que está mejor parado, en Córdoba, igual que en Santa Fe, es -consigna Oximoron- Mauricio Macri, El Niño Cincuentón. Lo supera incluso, en materia de imagen, al propio De la Sota. El niño sedujo a la Córdoba esquiva, hasta conquistarla. Justo donde nunca pisó con fuerza el menemismo, ni tampoco el kirchnerismo.
En el peronismo, en general, confirman que comparado con los tres cabezas de elenco de la miniserie, De la Sota, como actor de reparto, tiene más experiencia. Unánimemente se le reconoce la preparación, aunque no “crece ni avanza”. Las trabas -consigna Oximoron- obedecen más a razones culturales que políticas. Temas, en todo caso, a tratarse en otro despacho.
Por supuesto, Macri doblega en imagen también a Juan Schiaretti, El Minguista. Otro ex gobernador, hoy el candidato clavado, el preferido por el delasotismo, el sucesor ideal. Aunque despunta Daniel Passerini, ministro de Desarrollo Social y ex alcalde de Cruz Alta. Passerini desafía a Schiaretti y Llaryora en la “interna”, anunciada para el 12 de abril.
Por lo tanto Macri emerge como el mejor posicionado en la Córdoba repentinamente macricaputista. Y ya no es ningún secreto en el Patio Olmos que el elegido por Mauricio es Oscar Aguad, El Radical Amarillo del PRO. Al cierre del informe, Aguad estaría acompañado en la fórmula por Héctor Baldassi, El Soplapitos, el ex referí tan cordial como popular.
Para los optimistas basta con la marca Macri para desalojar al peronismo. Una marca excelentemente trabajada como un formidable producto de primera necesidad. La instrumentan los milagreros multiplicados de las redes sociales, que comanda Marcos Peña, El Pibe de Oro, que aplica los lineamientos filosóficos y espirituales que dicta el pensador Jaime Durán Barba, El Equeco. El team lo completan los deslizamientos de Emilio Monzó, El Diseñador. Es una suerte de Mazón del PRO, que aprendió gran parte del oficio vacante desde la partida de Julio Mera Figueroa.
Pero no se puede interpretar esta Córdoba esquiva que es seducida por el macricaputismo sin incluir a uno de los personajes más disparatados de la penúltima generación. Luis Juez, Luisito o El Enano (al que De la Sota quiso expulsar de la política provincial). Después de haber derramado por el dique San Roque y por la Cañada los centenares de miles de votos, Luisito clava la garrocha en el escenario del festival de UNEN con Los 5 Latinos para elevarse admirablemente y aterrizar, de pie, con los brazos en alto, en el garrochómetro amarillo del PRO. Aspira Luisito a renovar como senador, a los efectos de transformarse en otro miembro de la Planta Permanente pero venerable, bien acompañado por las decenas de contratitos que le facilitó El Descuidista Boudou.
Para evitar el triunfo macricaputista de Aguad, el delasotismo necesita dividirlos. Y acaso recurrir, otra vez, a Mestre, el intendente actual de la Córdoba esquiva, que se entiende con De la Sota, según nuestras fuentes, sin hablar ni mirarse, apenas a través del pensamiento.
Si se lanza hacia la gobernación Mestre podría atravesar por arriba sus problemas como intendente. La excelencia radical podría quitarle, al ticket Macri-Aguad-Baldassi-Juez, los votos que Massa por su parte le quita, con Llaryora, sin ir más lejos, al Minguista Schiaretti, y a De la Sota.
Que nadie se entusiasme y crea que el informe Oximoron, para el Relevamiento, prescinde de Daniel.
Como en Santa Fe, de los tres, en Córdoba, Scioli es el menos aventajado. El peor parado. Provincia difícil. Por más fe y esperanza que le ponga al vitalismo estructural aquí no tiene mucho para elegir en los anaqueles.
Examina al humanista Martín Fresneda, y al ascendente Francioni, del julianismo. Dos cuadros que parecen interesarle. Aunque el único kirchnerista que le queda con alguna fuerza es Eduardo Accastello. El alcalde de Villa María, que de vez en cuando les junta treinta intendentes cristinistas, todos de medialuna enarbolada que necesitan, también, mojarla.
Pero Accastello, aunque lo disimula, dista de ser un tonto. Carece de los deseos de lanzarse para ver su rostro sonriente en los afiches. Y salir cuarto cómodo, con suerte, en el territorio.
Aparte, por lo que trasciende, La Doctora no lo tiene a Accastello entre los bocetos de estadistas que privilegia.
Después de todo La Doctora lo respeta mucho menos a Scioli, y tampoco tendrá otra alternativa que aceptarlo, con resignación, como su candidato.
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