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Por Sergio Mabres. La corrupción en los diversos estamentos de las organizaciones es una preocupación mundial. En el ámbito público el problema es la cantidad de recursos que se desvían y terminan en manos de los agentes del gobierno, sus allegados, familiares y amigos, en lugar de materializarse en bienes y servicios para la población.
#Dailychart: Latin America in Transparency International’s “corruption perceptions index” http://t.co/ut8kUPFsG5 pic.twitter.com/chTqL5svzc
— The Economist (@TheEconomist) marzo 16, 2015
En ese sentido, la tecnología viene en ayuda de los ciudadanos.
Para hacer denuncias una de las alternativas más simple es Twitter. Un tuit de denuncia es como un grito en la noche. Pueden que lo escuchen o no. No obstante, si se usa el hashtag adecuado (una o varias palabras pegadas que están precedidas por un signo numeral) es posible que se escuche, sea re-trasmitido y con suerte, se viralice (se propague masivamente en las redes sociales). Uno de estos casos podría ocurrir cuando la prensa especializada que monitorea las redes sociales, levante el reclamo. Una denuncia en Facebook también podría funcionar pero la dinámica es diferente.
Además, existen aplicaciones móviles (apps) que permiten seleccionar el tipo de delito que el gobierno está incurriendo: coimas, abusos y negligencia. Esta información es procesada en un ranking de corrupción por área, y repartición, de manera tal que la exposición logre el cambio de actitud de los funcionarios o la intervención de los mecanismos de control. Un ejemplo de ello es Sakkera una app ha sido premiada en el Líbano. La misma, incluye un botón (similar «al de pánico») en el teléfono celular que denuncia el ilícito, especificando el área y el sector del gobierno para luego escracharlo en los mecionados rankings. Es este escrache lo que produce el efecto deseado.
Este año electoral es una buena oportunidad para los desarrolladores independientes para hacer una aplicación de denuncias anónimas móviles que muestre en un mapa las denuncias por zona y por clase.
Las cámaras también colaboran en la lucha contra la corrupción. Si bien las pequeñísimas cámaras ocultas han servido a los periodistas para obtener confesiones de desaprensivos corruptos, una nueva generación de estos equipos está cambiando el panorama. Se trata de las cámaras de cuerpo, también conocidas como Body Cameras. En países como Estados Unidos y México son utilizadas por la policía y otras fuerzas de seguridad. Si este tipo de cámara la utiliza la prensa o los ciudadanos ofrecerán un punto de vista incomparable para que luego la justicia consulte las grabaciones, en casos de denuncias por abuso o violencia.