Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Rosa Bertino. Ahora todo viene en formato telenovela. Ya se sabe: el género policial es un espejo de la vida. Sobre todo de la mala. Hay momentos en que nos invade la sensación de estar en el medio de The Truman Show, aquella gran película en la que Jim Carrey era filmado mañana, tarde y noche sin que él lo supiera. Todo estaba armado.
Algo de eso parece suceder con el Mundial, Maradona y los fondos buitre.
Hoy, no se salva ni el Mundial de Fútbol. En ese marco Diego Armando Maradona se reconcilió con su ex Verónica Ojeda.
Oh! casualidad, el programa de Mariana Fabbiani contrató a la otra ex, Rocío Oliva, para que haga notas color sobre el Mundial. Días atrás, Oliva hizo una clara insinuación sobre la sexualidad de Maradona. Oh! casualidad, y el ídolo aprovecha el certamen para presentar en sociedad a su hijo Dieguito.
Ya ni en los bloopers, se puede creer. “¿Vos qué pensás, de la caída de la peluca de Vicky Xipolitakis?”, le preguntó una clienta a su coiffeur. Éste le contestó que es muy probable que una mala decoloración la haya dejado pelada a la vedette, pero que era muy improbable que el postizo se le cayera justo en pleno baile.
❝Aunque no sea obra exclusiva suya, Marcelo Tinelli nos acostumbró a la telenovela en vivo y directo❞.
Oh! casualidad, Jorge Rial y Mariana Antoniale se pelearon justo antes de que comenzara el Bailando. Y luego vinieron los “amargos” desencuentros, que involucraron a las hijas de él (ambas menores de edad). La reconciliación probablemente esté pautada para cuando “Loly” promedie su participación en el ciclo.
La verdad sea dicha, el affaire Rial-«Niña» Loly, o la patética historieta montada por Luis Ventura y Fabiana Liuzzi alrededor de un bebé extramarital y prematuro, nos revuelven el estómago. O nos tienen sin cuidado. En el mismo sentido, nos parece pésimo que María Eugenia Ritó relance su carrera “promocionando” su condición de adicta en vías de recuperación.
Dada la gravedad del tema, aún peor nos cae que el juez norteamericano Thomas Griesa de repente decida convocar a una reunión entre tenedores de bonos de la deuda argentina, por un lado, y los abogados que nos defienden ante el tribunal neoyorkino, por el otro. Los primeros son los famosos fondos buitre. Los segundos, representarían los intereses de quienes en definitiva pagaremos la cuenta durante largos años y a costa de educación, salud y prosperidad.
Lo de Griesa, ¿también forma parte de un espectáculo montado y pautado? ¿Quiso agregarle suspenso al asunto? ¿Un golpe de efecto? Como decía Piñón Fijo (el original de Antonio Gasalla), la verdad es eso que nunca sabremos.■