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Por Juan Turello. El Gobierno nacional está sintiendo un déjà vu de lo que criticó de la gestión de Mauricio Macri, en momentos que los malos números de la gestión lo complican en los mercados financieros y en la provisión de dos insumos clave, el gasoil y el gas natural, señala mi nota en La Voz. El 27 de abril de 2018 un informe de la banca JP Morgan alertó que el endeudamiento con el cual la administración macrista financiaba el gasto público, se volvería impagable. La huida de los bonos argentinos se tornó imparable y el gobierno macrista acudió al Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Qué está pasando ahora?
Entre el miércoles y jueves últimos, inversores institucionales -bancos y empresas con pesos en los fondos comunes- vendieron más de 100 mil millones en bonos del Tesoro nacional ajustados por CER.
Los tenedores de bonos en pesos temen que Guzmán decida “reperfilar” (postergar) los vencimientos ante el crecimiento de la bola de nieve, que ajusta por inflación.
Frente a la corrida, Martín Guzmán afirmó que va a honrar la deuda en pesos y cuestionó la estrategia que usó Hernán Lacunza. El exministro postergó el pago de la deuda en pesos luego de que el macrismo sufriera una fuerte derrota en las Paso en 2019.
La promesa de Guzmán es de incierto cumplimiento; solo este mes vencen obligaciones por 595 mil millones de pesos.
Las decisiones para el ocupante del emblemático quinto piso del Ministerio de Economía no son fáciles.
Tiene ante sí tres opciones.
La alta inflación ya genera un parate en el consumo. La venta minorista continuó su caída en mayo en la ciudad de Córdoba. El consumo de carne en el país es el más bajo del último siglo.
El déficit fiscal alcanzó a 775 mil millones de pesos hasta mayo, según la Oficina del Presupuesto del Congreso Nacional. En términos reales, se triplicó con respecto al rojo de igual período de 2021.
El Estado nacional es hoy un elefante enorme, en el que se crean organismos y funciones para atender a las distintas fracciones del Frente de Todos.
Pese a las promesas de Juan Manzur de que en 48 horas se solucionaba el faltante de gasoil, nada de eso ocurrió. Los problemas de gestión para abastecer de un combustible clave para la producción son incontables.
Rosana Negrini (Agrometal) reveló que la empresa ya tiene vendida la producción del segundo semestre, pero la falta de combustible puede generarle problemas en la provisión de insumos que necesita para el ensamble de las sembradoras.
Otro botón de muestra: por la falta de gasoil se perderían 25 mil toneladas de limones en Corrientes. A los productores les resultan más caros los fletes -por el sobreprecio que pagan- que el valor de la fruta.
Los precios récord de la soja y del maíz podrían ser desaprovechados si no hay combustible para la cosecha y para el traslado a los puertos.
La consultora Econviews (Miguel Kiguel) calcula que en el trimestre junio-agosto se gastarán 3.600 millones de dólares para importar el gas que demandan las familias y las empresas, pese a que Vaca Muerta es el segundo reservorio de gas no convencional del mundo.
En sus giras por el mundo, el Presidente ofrece el gas que Europa necesita para no depender de Rusia, pero el gasoducto Néstor Kirchner es un proyecto que aún no arrancó por peleas internas y por sospechas de corrupción.
Alberto Fernández debe concentrarse en las soluciones que exigen los problemas locales, antes que los números opaquen sus discursos en los escenarios internacionales.