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Por Claudio Fantini. Hasta mediados de 2022, la principal coalición opositora –Juntos por el Cambio (JxC)- parecía destinada a ganar las elecciones y sacar del poder al Frente de Todos (FDT). Alberto Fernández jugó como una carta fuerte a Sergio Massa, pero está claro que la economía no mejoró sino que, por el contrario, parece avanzar hacia un descalabro. Y, de repente, empezaron las fisuras en la oposición y le salió al cruce un cisne negro (Javier Milei). Y, ahora, no está claro que pueda alcanzar la victoria.
La victoria, no obstante, aún está al alcance de la mano.
Sin embargo, la aparición de un candidato que expresa la posición ultraliberal y fuertemente conservadora -Javier Milei- agravó las disputas en la cúpula del PRO.
Por un lado, Mauricio Macri y Patricia Bullrich generan una inclinación hacia Milei con vistas a evitar la migración de votos, mientras que en la contraparte está Horacio Rodríguez Larreta, quien empuja la alianza hacia el centro.
No se puede descartar que la gravitación de Milei, por un lado, y la de los radicales con Elisa Carrió, por el otro, terminen rompiendo al PRO.
Que Macri haya tratado de traidor, aunque con otras palabras, a quien lo ayudó a crear el PRO y fue el jefe de Gabinete de su gestión al frente de la CABA, evidencia la dimensión del conflicto en que está sumergido JxC.
El peronismo, que desapareció desde que el kirchnerismo se adueñó de la conducción del PJ, podría tener un lugar relevante en un espacio centrista, que aglutine a radicales y a seguidores de Carrió y de Larreta.
De ese modo, la “tripolaridad” ya existente podría reflejar más fielmente esta división del electorado (o sea de la sociedad) entre el centro, una izquierda populista y una derecha ultraliberal y conservadora.
No está claro cuál sería la porción más grande: ¿la del espacio centrista o la del espacio que aglutine a la derecha ultraliberal y al conservadurismo duro?
Lo que todos dan por descontado es que uno de esos dos espacios, como sea que queden finalmente conformados, será el que mandé al fondo de la red la pelota que está picando en la puerta del arco kirchnerista.