Por Claudio Fantini. El paso del Papa Francisco por Estados Unidos ha sido resultando rutilante. El Sumo Pontífice habló en los centros del poder de esa potencia: la Casa Blanca y el Capitolio. Allí recorrió con inteligencia y sutileza, aunque sin perder claridad y contundencia, todos los temas de la política, social, económica y diplomática de la agenda norteamericana.

En el hemiciclo del Congreso, lo aplaudieron los republicanos con el silencio de los demócratas cuando se pronunció contra el aborto, y lo aplaudieron los demócratas con el silencio de los republicanos cuando se refirió a los efectos humanos sobre el calentamiento global.

Imagen publicada en RomeReports.com

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No fue el discurso de un improvisado, sino de un estadista capacitado para plantear temas cruciales, sin perder el equilibrio de la buena diplomacia. También habló como un gran estadista en la Asamblea de la ONU, donde defendió la dignidad del hombre, señalando los flagelos que lo acosan y degradan en la aldea global. Y además, supo hablar con los gestos, por ejemplo visitando los «homeless» (sin techo) en Nueva York.

❝No fue el discurso de un improvisado, sino de un estadista capacitado para plantear temas cruciales, sin perder el equilibrio de la buena diplomacia❞

Fue un gesto crítico, porque visibilizó la secreción inexorable de marginalidad que produce el capitalismo, sistema económico al que cuestionó duramente en su encíclica “Laudato si” y en otros documentos eclesiásticos.

Los plausos y las ovaciones le ponen el sonido de la aprobación al desempeño de Francisco en suelo norteamericano. Sin embargo, todo lo que dijo, con palabras y gestos, remarcaron en el contraste todo lo que no dijo ni hizo en la escala anterior de este periplo.

En Cuba no habló en los centros del poder, si expresó, con palabras y gestos, las críticas que pudo expresar en los Estados Unidos. En la mayor de las Antillas su lenguaje fue más elíptico y sus presentaciones más litúrgicas y menos seculares que las desplegadas en su siguiente escala en la principal potencia occidental.

❝Todo lo expresado en Estados Unidos permitió escuchar los silencios de su paso por Cuba❞

Todo lo expresado en Estados Unidos permitió escuchar los silencios de su paso por la isla caribeña.

En Cuba también hay aborto y pena de muerte, realidades contra las que se expresó en Washington pero no mencionó en La Habana, Holguín y Santiago.

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Así como los homeless son los marginados por el sistema económico norteamericano, los disidentes son los marginados por el régimen de partido único cubano. Pero a ellos no los recibió ni los visitó como a los excluidos del capitalismo.

Seguramente, no se trata de que Francisco se identifique con el régimen cubano y respalde la censura y las limitaciones que impone a las libertades públicas e individuales. Lo que está claro es que, en Estados Unidos, la iglesia y los católicos seguirán su vida de manera totalmente normal tras la visita del Papa que tanto dijo; mientras que en Cuba es posible que la iglesia y la grey católica pierdan espacios de expresión y retrocedan en al menos algunos de los avances logrados desde que Karol Wojtila acordó un modo de relación entre el Vaticano y el régimen.

Los silencios y demás abstenciones del Papa Francisco en la isla no deben atribuírsele a él, sino, en todo caso, a una regla fijada a finales de los noventa y que ha dado sus frutos positivos a la iglesia católica de Cuba. Pero está claro que, las libertades que sin ningún temor pudo tomarse en Estados Unidos, debieron, al menos, ser valoradas en alguno de sus discursos.