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Por Claudio Fantini. Son dos elecciones cruciales en la definición del rumbo latinoamericano. Este domingo, los peruanos definen en ballotage la presidencia y los mexicanos deciden si limitan o acrecientan el poder de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Repasemos qué significa para la región ambos resultados.
Si en Perú ganara Pedro Castillo, el país podría alinearse con Cuba, Venezuela y Nicaragua, dado que este maestro rural profesa una ideología marxista.
En la elección peruana, la disyuntiva es izquierda dura o derecha dura. Por primera vez no hay un moderado, un centrista, en la segunda vuelta.
O gana Perú Libre, partido que se proclama marxista y lidera el ex gobernador de Junín Vladimir Cerrón, o gana Fuerza Popular, el partido derechista que reivindica la dictadura de Alberto Fujimori y postula a su hija.
La ex primera dama (posición que asumió cuando se padre de separó de su madre, Susana Higuchi) intenta por tercera vez alcanzar la presidencia. Sus chances son mayores, porque en las dos ocasiones anteriores enfrentó en la segunda vuelta a un candidato moderado.
En Perú, la opción no es extremo o centro, sino extrema izquierda o extrema derecha.
Que Alberto Vargas Llosa haya pedido votar a Keiko Fujimori es una señal de que muchos peruanos, aún despreciando la década oscura de Alberto Fujimori, puedan terminar votándola para evitar que el país quede a la sombra de un régimen como el que impera sobre la desahuciada Venezuela.
Pero, otros votarán por el candidato que viene de la docencia y cuyo símbolo de campaña fue un lápiz, sin tener en cuenta que quien lo postuló, Vladimir Cerrón, además de posiciones extremistas, tiene condenas por corrupción.
El hecho es que quien gane la presidencia tendrá una exigua minoría en el Congreso, por lo cual, o gira hacia el centro y gobierna logrando consensos parlamentarios, o bien clausura con un autogolpe el Poder Legislativo como hizo Fujimori en 1992.
También en México es tan grande el riesgo de que AMLO logre en las urnas la llave del poder ilimitado y eterno, que las tres fuerzas políticas que siempre fueron rivales entre sí, esta vez se han unido en una alianza para cerrar el paso a la autocracia.
En un acuerdo inédito, el PRI, el PAN y el PRD forjaron la alianza para enfrentar a un presidente tan popular como populista.
Si el partido MORENA logra este domingo la mayoría legislativa que pretende, el límite de un solo mandato presidencial de seis años podría derrumbarse, permitiéndole a López Obrador amasar un poder similar al que tuvo Porfirio Díaz hasta que lo derribó la revolución agrarista.
En las urnas de Perú y de México, Latinoamérica se juega, en gran medida, lo que viene para la región.