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Por Claudio Fantini. El gran protagonista de 2015 seguirá siendo el precio del petróleo. Es la variable que va redefiniendo el escenario mundial, con ascensos y descensos de países y potencias. En principio, la pérdida debilita las economías de Rusia, Brasil y Venezuela.
En 1973, como respuesta a la ayuda de potencias occidentales que salvó a Israel de una posible derrota en la guerra del Yom Kipur, los países árabes impusieron en la OPEP no vender petróleo a Estados Unidos y Europa. La medida implicó una escalada de los precios internacionales del crudo que redefinió el mapa de la riqueza en Medio Oriente Medio y en otros continentes.
Con Carlos Andrés Pérez, apareció la “Venezuela saudita” y Caracas se pobló de rascacielos y autopistas que la convirtieron en la ciudad más moderna de Latinoamérica.
Del mismo modo que la escalada del petróleo redefinió tableros estratégicos y generó vertiginosos ascensos, su estancamiento y posterior caída implicaron derrumbes y cambios mundiales.
En Venezuela, por caso, cayó el bipartidismo y se encumbró el chavismo, aupado a renglón seguido por una nueva y formidable escalada del petróleo, acompañada por una histórica suba del precio de los alimentos que revirtió el deterioro de los términos del intercambio, esta vez a favor de los productores de materias primas.
En esa nueva realidad, en Latinoamérica florecieron los populismos, y Vladimir Putin se convirtió en un líder de gran influencia que dio a Rusia centralidad en la escena internacional.
❝Venezuela empezó a perder influencia regional; Brasil giró hacia el pragmatismo del primer período de Lula y la Rusia de Putin se debilita velozmente❞.
Pues bien, 2014 parece haber marcado el punto de inflexión, por lo que 2015 sería el año de los reacomodamientos. Venezuela ya empezó a perder influencia regional y Brasil volvió a reorientar su economía hacia el pragmatismo del primer periodo de Lula, con el nombramiento del liberal Joaquim Levy en Economía, mientras la Rusia de Putin se debilita velozmente.
El año que termina ha sido también el de la consolidación de la recuperación norteamericana, montada sobre el fracking (exploración de petróleo y gas no convencional) y sobre un nuevo salto tecnológico. Por eso, es posible que el hecho principal de 2015 sea el avance hacia un entendimiento chino-estadounidense que relegue a un segundo plano el acercamiento de los últimos años entre Beijing y Moscú.
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