Qatar, detrás de los goles y los rascacielos

Publicado: 22/11/2022 // Comentarios: 0

Por Claudio Fantini. Flotar en petróleo y sobre una burbuja infinita de gas, les permitió levantar rascacielos opulentos; no cobrar impuestos a una sociedad con uno de los mayores ingresos per cápita del mundo; traer obreros del exterior para los trabajos duros y comprar un Mundial de Fútbol, para dar un paso más en la instalación de la marca Qatar. Lo que no pudo ese dinero es evitar que se hable del lado oscuro de la petromonarquía, tan absolutista y medieval como los reinos que la rodean.

La opulencia de Qatar responde al petróleo y al gas natural | Foto: wikipedia.org

 

En Doha (Qatar), en Riad (Arabia Saudita) y en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos, EAU), la modernidad futurista está en los rascacielos, pero la jurisprudencia, las costumbres y la cultura están más cerca del pasado.

Los derechos humanos son vistos como rasgos occidentales que deben ser despreciados como “valores de los infieles”, por poner en pie de igualdad al hombre y a la mujer, o reconocer la diversidad en la sexualidad.

La copa es organizada por jeques, en cuyas prisiones se tortura y se encierra a los homosexuales, cuando no los ejecutan.

Compraron el Mundial, pero el dinero no les alcanzó para evitar que Rod Stewart, Shakira y Dua Lipa rechazara actuar en la ceremonia de apertura.

Las mismas arcas financiaron la conversión de Al Qaeda Mesopotamia en el Estado Islámico Irak-Levante, tras la muerte de Abu Mussab al Zarqawi.

Los petrodólares compraron las armas con las que los jihadistas de ISIS masacraban y decapitaban en la guerra civil de Siria.

Además, financian a Hamas, que siga imperando brutalmente sobre los gazatíes, y que el sanguinario jihadismo -de matriz salafista- haya hecho correr ríos de sangre en Libia, tras la caída de Kadafy.

El Mundial Qatar 2022 es el último proyecto de Qatar para la «marca país» | Imagen: https://www.istockphoto.com

 

Qatar, «empresa país» 

 

La dinastía de la familia Al Thani, que se inició en el siglo XIX, gobierna Qatar a través de un monarca absolutista, desde que dejó de ser un protectorado británico en 1971.

Igual que Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Qatar es en gran medida propiedad de una familia Al Thani.

Todos parecen millonarios en Qatar, pero, en rigor, los qataríes son millonarios y no el millón y pico de extranjeros que constituyen la mano de obra trabajadora.

Tras derrocar a su padre, el rey Khalifa, el emir Hamad bin Khalifa al Thani empezó a desarrollar una idea de “país empresa”, que dio su primeros pasos con la creación de Al Jazeera, la primer cadena internacional de noticias árabe.

Cuando Hamad abdicó a favor de su hijo Tamim, el emirato ya avanzaba a paso redoblado en la construcción de una “marca país”.

La palabra Qatar estaba en el pecho de los jugadores del Barcelona y en los jumbos de una aerolínea formidable: Qatar Airways.

 

Un mundial de fútbol

 

Tamim Bin Hamad al Thani mantuvo el manejo del Estado como una empresa exitosa. Y entre “las compras que realizó esa empresa”, está el Mundial de Fútbol.

La casa real también supo enfrentar adversidades.

Como el bloqueo que le aplicaron Arabia Saudita, EAU, Barein y Egipto, por el apoyo a las disidencias internas de esos países y por su buena relación con Irán.

Ese bloqueo asfixiante no detuvo el enriquecimiento del pequeño país peninsular.

La riqueza se expresa en la sorprendente y futurista infraestructura urbana. Pero las leyes, las costumbres y la cultura están más cerca del oscurantismo medieval.

Como sus vecinos sauditas, los qataríes profesan el wahabismo, la vertiente teológica más cerrada, intolerante y oscurantista del Islam suní.

Politólogo y periodista. Analista político en medios argentinos y del exterior. Profesor y mentor de Ciencia Política en la Universidad Empresarial Siglo 21 (UES21). Autor de varios libros, el último de los cuales es la La Gravedad del Silencio.

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