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Los memoriosos no recuerdan que la Universidad Nacional de Córdoba haya distinguido con el Doctor Honoris Causa a un Premio Nobel de Economía.
El primero en recibir la máxima distinción académica fue Joseph Stiglitz (Nobel 2001). Le fue entregada por la rectora Carolina Scotto, en el marco de los festejos por los 400 años de la Casa de Trejo. Fue presentado por Alfredo Blanco, quien anticipó que en los próximos meses se editará en español su último libro El precio de la desigualdad. Alude a que la actual crisis provocó mayor inequidad en Estados Unidos, y esto profundizará sus problemas sociales y económicos.
Stiglitz, de 79 años, es el economista más mencionado en publicaciones periodísticas y académicas en el mundo. Sus posiciones sobre la Argentina están más próxima a las de su par Paul Krugman, y muy distantes del también Nobel Edmund Phelps, quien advirtió que la actual política económica “lleva a la Argentina a una mayor inflación”.
Cordial en sus gestos y palabras, dictó una clase magistral de más de 90 minutos y luego atendió a la prensa sin restricciones. Fue traducido por Ernesto Rezk, titular de la Asociación Argentina de Economía Política y principal gestor de su visita a Córdoba (ver aparte Las definiciones de un Nobel de Economía).
En el almuerzo con las autoridades universitarias, se hizo tiempo para preguntarles a los comensales cómo veían la situación macroeconómica de la Argentina. Indagó, incluso, por qué el Gobierno no se decidía a corregir la inflación. Este moderno intérprete de las ideas de John Maynard Keynes considera que sólo se puede crecer con una inflación tolerable.
«Es un profundo conocedor de las teorías ortodoxas, y no sólo construyó una crítica a esas teorías, sino también al funcionamiento de los organismos multilaterales de crédito. Abreva en el mensaje keynesiano, que parecía haber sido olvidado en los ’90», sentenció Blanco.