Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. La segunda semana de Sergio Massa en el Ministerio de Economía concluye con señales que advierten sobre el difícil camino que transita la Argentina, señala mi nota en La Voz.
Guillermo Oliveto (Consultora W), uno de los mayores analistas del consumo, advierte que esas señales prefiguran un segundo semestre “con mayor restricción” en el gasto de las familias. “Llamalo como quieras, pero viene una política de ajuste”, subraya.
La primera de las señales de peligro es la alta inflación; otra, es la suba de tasas y la falta de un plan coherente.
La suba de precios de 7,4% en julio fue la más alta de los últimos 20 años, y la inflación interanual -71%- es la mayor en 30 años.
La carne -con elevada influencia en el indicador- no tuvo prácticamente variación el mes pasado, por lo que cualquier movimiento en agosto, más las subas en el transporte y posiblemente en los combustibles, provocarán otro índice por encima del 6%.
El trípode del poder en la Argentina -Cristina Kirchner, Sergio Massa y Alberto Fernández- no reaccionó ante la mayor suba de los precios en dos décadas.
La tasa en Estados Unidos fue cero por ciento en julio (8,5% interanual) y todos los países de Latinoamérica, salvo Venezuela, tuvieron un indicador menor a uno por ciento.
Brasil registró ¡deflación! ¿Cómo hizo? La razón principal fue la baja del precio de los combustibles por una rebaja en los impuestos, lo que contribuyó a reducir los valores del transporte y de otros bienes. A la par, Jair Bolsonaro redujo los tributos a los bienes industriales.
¡Ay las tasas!
El Banco Central elevó a 69,5% la tasa de remuneración de las Leliq, con la cual los bancos -si renuevan la colocación todos los meses- tendrán una tasa efectiva anual de 96%.
El economista Diego Dequino sostiene que ese nivel revela que “el Gobierno espera una inflación anual cercana al 100%, porque desde 2020 siempre fijó una tasa de interés real negativa”.
Su par Nery Persichini advierte que esa remuneración sobre el stock actual de Leliq, “devengará intereses anuales por 5,7 billones de pesos o 42.500 millones de dólares” (al tipo de cambio oficial).
“Casi un préstamo con el FMI”, subraya en alusión al crédito por 44 mil millones que tomó Mauricio Macri del Fondo Monetario Internacional en 2018.
Los discursos de Alberto Fernández contra las recetas ortodoxas, el desendeudamiento, el uso de las Leliq para mejorar a los jubilados y el control de la inflación, son hoy memes que circulan por las redes sociales.
La suba de las tasas llevará cierta calma a los dólares financieros, pero los mercados aún desconfían del ministro.
“Hace lo necesario, pero se espera más por el lado del gasto”, apuntan los economistas sobre la gestión de Massa.
Reclaman medidas para reducir el déficit fiscal, evitar la emisión y el refugio en el dólar, con la consiguiente pérdida de reservas del Banco Central.
¿Puede el Gobierno rebajar impuestos como en Brasil? No, porque debería emitir más para cubrir un déficit por encima del acuerdo con el FMI.
La clave es reducir los gastos del Estado, sobre lo que nada se anunció. Por el contrario, hay una mayor carga sobre el sector privado -por ejemplo, anticipo de Ganancias- para afrontar las medidas que se anuncian.
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“Las partidas que podrían ser alcanzadas por un ajuste son transferencias corrientes y de capital a provincias, planes sociales e inversión pública”, señala un informe del IERAL de Fundación Mediterránea.
El Presidente y Massa están en un brete: ese recorte derrumba la alianza con los gobernadores peronistas, con los movimientos sociales que aún les responden y paraliza la obra pública, con impacto en el empleo.
Hay una opción, aunque insuficiente, pero que sería parte de las señales que se piden: hurgar en los millonarios presupuestos y déficit de las empresas públicas, lo que supone pisar los callos de dirigentes afines, de empresarios beneficiados por “el capitalismo de amigos” y de La Cámpora.
La inacción es peligrosa porque las señales de peligro están ahí, en el camino a recorrer.