Por Juan Turello. La inflación no es solo un duro golpe presente, sino que el fenómeno persistirá en el mediano plazo y en los dos próximos años, si no hay una corrección y un acompañamiento al esfuerzo que exige encaminar el desorden macroeconómico que vive la Argentina, señala mi nota en La Voz.
Los precios subieron 6,7% en marzo, lo que supone un incremento de casi 50% en relación con el promedio de febrero (4,7%), con cepo y control del dólar y tarifas cuasi congeladas.
El relevamiento de expectativas de mercado (REM) del Banco Central prevé para este año una suba de 60% en la “inflación núcleo”, que no incluye los productos estacionales ni los precios regulados, por caso, combustibles y tarifas. La encuesta entre 41 entidades vinculadas con la economía arrojó que para 2023 se proyecta una suba de 47,5% y para 2024 de 40,9%.