Por Claudio Fantini. Hubo dos buenas señales el domingo último: la temprana aparición de Sergio Massa para admitir la derrota de manera clara, y la posterior aparición de Javier Milei, quien, conjurando la euforia que marcó su fulgurante carrera política, usó un tono pausado y respetuoso. En términos generales, buscó ratificar las señales de moderación ideológica y de serenidad política, que dio camino al balotaje.