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Por Claudio Fantini. El riesgo de globalización del conflicto que se desarrolla en Ucrania, acrecienta la ansiedad mundial por un pronto final. La pregunta que más reciben los analistas es cuándo terminará esta guerra. Y si bien no es posible la respuesta en cuanto a una fecha, si es posible responder en cuanto a la circunstancia.
El final de la guerra iniciada con la invasión rusa a Ucrania llegará cuando Vladimir Putin considere que alcanzó algunos de los objetivos que se planteó al decidir el ataque al país vecino, o bien cuando se convenza de que esos objetivos le resultan totalmente inalcanzables.
El gobierno de Volodimir Zelensky puede determinar el final de la guerra sólo si decide rendirse.
La capitulación de Ucrania implicaría la concreción de algunos de los principales objetivos por parte de Putin, por lo tanto pondría fin al conflicto.
Quien lanza una invasión, tiene un Plan A, un Plan B y un Plan C.
Ese estado satélite aceptaría la partición del territorio para que la mitad de lo que hoy está en el mapa de Ucrania pase a formar parte de Rusia.
El ejército invasor se encontró frente a la durísima resistencia de Kiev y ante el éxito de los grupos comandos ucranianos que atacaron las columnas de blindados que avanzaron desde Bielorrusia.
Ese mapa incluye la totalidad de la región del Donbass y de la costa ucraniana sobre el Mar de Azov, para lo cual resulta clave la conquista de la ciudad puerto de Mariupol.
Si esas metas del Plan B son alcanzadas con relativa facilidad, el liderazgo ruso se planteará ampliar la franja territorial a anexar.
Esa ampliación iría desde Sebastopol, en Crimea, hasta Transnistria territorio arrebatado por Rusia a Moldavia a través de una sublevación separatista.
Si alcanza ese objetivo, que incluye las conquistas de Mikolaiev y de Odessa, Rusia habrá convertido a Ucrania en un país mediterráneo, porque le habrá quitado todas sus costas sobre el Mar de Azov y el Mar Negro.
Todavía no está claro que vaya a lograr ese Plan B amplificado hasta Transnistria, porque aún no logrado el control total de Mariupol, a la que ya redujo a escombros con sus bombardeos de saturación.
Ni siquiera pudo controlar a Jarkiv a pesar de que en esa ciudad del este ucraniano el primer idioma es el ruso, la mayoría de la población es étnicamente rusa y los vínculos comerciales con Moscú son fluidos e intensos.
Eso ya está en el terreno de la derrota, pero el gobierno ucraniano difícilmente quiera continuar con un conflicto que le está constando tantas muertes y tanta destrucción, por lo que aceptaría un acuerdo aunque las pierda.