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En medio de los conflictos cotidianos que protagoniza Cristina Kirchner (en Twitter: @CFKArgentina), ayer recibió una buena noticia: Argentina es el país latinoamericano en el cual más creció la clase media en términos relativos. Este dato que celebraría cualquier gobierno es, a la vez, una mala noticia: es el sector social que más la critica, como se vio en el 8N.
El mayor crecimiento en términos relativos supera incluso la performance de Brasil, usado habitualmente como ejemplos por las políticas de ascenso social de Lula y ahora de Dilma Rousseff.
Los datos surgen del informe del Banco Mundial, suscripto por su flamante presidente Jim Yong Kim. Titulado “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina”, revela que este grupo soical creció en Latinoamérica hasta comprender a unos 152 millones de personas en 2009, comparado con los 103 millones en 2003, un aumento del 50%.
Para la Argentina, la clase media aumentó de 9,3 millones a 18,6 millones entre 2003 y 2009. La duplicación de ese sector social representa al 25 por ciento de la población total, el mayor porcentaje de crecimiento en toda la región durante la última década; seguida por Brasil, con 22 por ciento y Uruguay, con 20 por ciento.
El kirchnerismo celebró el dato como un ejemplo de la movilidad social y rápidamente fue tuiteado por sus principales exponentes, incluso por el embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello (@JorArguello).
La mala noticia es que ese sector es el más crítico de las políticas de Cristina Kirchner, como quedó demostrado en las multitudinarias manifestaciones del 13S y 8N. Incluso, este grupo social fue denostado por los principales políticos e intelectuales que militan junto a la Presidenta, como Carta Abierta. El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina (@juanabalmedina), lanzó el 14 de septiembre esa frase lapidaria de que se trataba «de un sector que está más preocupado por Miami que por lo que sucede en San Juan», donde estaba Cristina Kirchner el 13S.
Pero también la Presidenta descalificó la protesta. El lunes último, dijo que lo más importante que había sucedido el 8N era «el Congreso del Partido Comunista chino«.