Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Rosa Bertino. Por varias razones, 2013 caerá en el olvido. Ni siquiera lo recordaremos como ❝el año que no tuvimos a Tinelli❞. Por el contrario, fue el año en que dos sucesos de la vida real acapararon más audiencia que cualquier costoso envío televisivo.
Primero, el crimen de Ángeles Rawson. Ocurrió en junio y todavía no baja de la grilla. Segundo, la designación de Jorge Bergoglio como Papa Francisco. Desde su llegada a Roma, el Papa argentino acapara audiencia a un precio irrisorio (lo que cuesta la conexión con el coaxil).
El público no lo extrañó a Tinelli, pero sí la tele. Parece una incongruencia, aunque no lo es. Hoy por hoy, la ❝pantalla chica❞ es apenas una de las tantas al alcance del usuario. A través de la Web, éste puede bajar y ver lo que quiere. Las conversaciones infantiles están plagadas de referencias a Netflix y ofertas audiovisuales que, por 8 ó 10 dólares, almacenan miles de entretenimientos. Sólo hace falta tener televisor o computadora con Wi-Fi, o una play station.
En ese contexto:
■ TV por cable: se ha convertido en una mera re-programadora de series y películas.
■ TV por aire: no le interesan los contenidos, porque su público cautivo es cautivo de la pobreza, la frustración, el día a día … y la TV por aire. A los canales abiertos les interesan las publicidades y tendencias que marcan personas como Marcelo Tinelli, Susana Giménez o Jorge Lanata.
‘Marce’ es un gran colocador de salchichas, juguitos, golosinas y ropa pret-a-porter (lista para usar). Y es un profesional copiando formatos ajenos, en especial los concursos de canto y danza. Pero, por sobre todas las cosas, Marcelo genera negocios. De ahí que el medio finalmente se avenga a sus componendas.
Mientras tanto…
¿Qué pasó en el 2013?
Nada. O mucho, según se lo mire. Se suponía que la ficción lograría desterrar la cadena ❝Tinelli-programas de chimentos❞. Pero no fue así.
Con gran despliegue y dos estrellas de primera magnitud (Suar y Oreiro), Solamente Vos tuvo un éxito moderado. Otro tanto se puede decir de Farsantes, una tira eficazmente promocionada por el lado ❝gay❞ y las supuestas rencillas internas. Las demás ficciones naufragaron cómodamente, desde Vecinos en guerra hasta Aliados o Taxxi.
Mariana Fabbiani intentó hacer reality show, pero terminó analizando chismes con cara de profesora explicando trigonometría. Marley hizo agua con Splash y la pegó con Tu cara me suena, lo cual demuestra que la cosa no pasa por importar franquicias, sino por saber elegirlas. Los panelistas dieron francas señales de abstinencia, cuando la semana emergía sin señales de Moria, Karina, Wanda o un Fort camino al cementerio. Una rubia insulsa y casi desconocida, Evelyn von Scheidel, se hizo famosa gracias al divorcio y a la escasez de noticias de la farándula. Y de farándula.
Tan pobre ha sido 2013 que hasta una buena noticia puede caerle mal a unos cuantos. La TV abierta ha estado tradicionalmente en manos de la troika compuesta por Canal 13 (Adrián Suar), Telefé (Sebastián Ortega) y Marcelo Tinelli, que juega de libero. Pues ahora se les suma América TV (Daniel Vila), que explota aún más el esquema ❝sangre, escándalos y poco gasto❞. Si el avance de América significa que tendremos más Jorge Rial, Luis Ventura o Pamela David, estamos listos.
No es fácil sentirse esperanzado, en lo que a la televisión respecta. Pasan los años, cambia el almanaque, pero todo sigue más o menos igual. Como en la política.■