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Por Claudio Fantini. El acuerdo entre Estados Unidos y las potencias con Irán (5+1) Puede ser el punto de inflexión en un conflicto que comenzó a originarse a mediados del siglo 20, cuando la CIA ayudó a los británicos a conspirar para derrocar al primer ministro Mohammad Musaddaq, porque había nacionalizado el petróleo. ¿Qué hay detrás del acuerdo? ¿Cuáles son los antecedentes históricos?
La ruptura total se produjo cuando Estados Unidos intentaba un acuerdo con quienes habían derribado a su despótico aliado, Reza Pahlevy.
El ayatolá Jomeini, máximo líder de la revolución, envió una multitud de fanáticos a ocupar la embajada norteamericana, precisamente para torpedear la negociación que impulsaban el consejero norteamericano de Seguridad, Zbigniew Brzezinski, y el ala moderada del régimen teocrático.
Desde entonces, el único acuerdo entre Washington y Teherán fue clandestino y delictivo: la venta ilegal de armamento norteamericano que hizo la administración Reagan a Irán, para financiar con petrodólares persas a los contras nicaragüenses, la guerrilla antisandinista.
La respuesta fue la ayuda occidental a Saddam Hussein, también apoyado por los demás países árabes y por la Unión Soviética, en la guerra que lanzó el dictador iraquí contra la República Islámica en el mismo año de su creación.
El fundamentalismo lunático de Khomeini impulsó la deriva iraní hacia el aislamiento, porque alentaba rebeliones de las comunidades chiítas contra las monarquías y dictaduras laicas de los sunitas árabes.
Cuando los reformistas ganaron la mayoría en el Majlis (Parlamento) y conquistaron la presidencia con Mohamed Jatami, sus intentos de reinsertar el país en el mundo fracasaban, igual que todas las reformas y aperturas que lanzaban, porque el poder religioso saboteaba esas iniciativas.
Los estropicios que provocó el fanático Mahmud Ahmadinejad, sumados a la caída de los precios internacionales del crudo, dieron una nueva oportunidad a los moderados. Y esta vez no sólo ganaron los comicios, sino que, debilitada el ala dura del régimen, el presidente Hasán Rohani tiene más margen de maniobra para buscar una reinserción en el mundo.
Del lado norteamericano, la inteligencia de Barack Obama estuvo en entender que confrontar e imponer aislamientos, muchas veces ha servido sólo para que se asocien regímenes ideológicamente contrapuestos, como la teocracia ultraconservadora de Irán con el izquierdismo filomarxista del chavismo.
Pero la verdad es que, a esta altura de la historia, un país que produce misiles sofisticados como Irán, para tener ojivas nucleares no necesita producirlas: las puede comprar.