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Por Juan Turello. Sergio Massa logró -con su hiperactividad de anuncios- poner en un segundo plano que el ajuste recaerá sobre los consumidores, los clientes y las empresas privadas, mientras que el Estado no reducirá un peso de sus millonarios gastos, señala mi nota en La Voz.
La suba de precios carcome los bolsillos de asalariados y jubilados; el aumento de las tarifas será mucho más alta que los promedios anunciados y más impuestos sobre las espaldas de Pymes y grandes contribuyentes. Los detalles.
En la primera quincena, los alimentos aumentaron 3,1% , mientras que la suba promedio de precios alcanzó al 2,86% , según el Centro de Almaceneros y Autoservicios de Córdoba.
Para este mes, la entidad prevé una suba de 6,35% , a tono con la mayoría de las consultoras que estima ese porcentaje como base, muy por encima de las expectativas del Gobierno que anticipó un aumento de precios del 5% .
Los clientes de los sectores medios (nivel 3) de los servicios de luz y de gas natural seguramente verán reflejados en sus boletas aumentos por encima del promedio anunciado por las autoridades de Energía.
El valor puro de la electricidad se incrementará 22,7% y el del de gas natural 30% , pero a esos porcentajes hay que agregarle los escalones tarifarios que fijan las empresas y los múltiples impuestos y cargos que forman parte de las facturas.
Por la inflación, el tarifazo será una constante en un Gobierno que no quiere llamar a las cosas por su nombre.
El ajuste -que el kirchnerismo aún sigue rechazando- sobrevino por la escasez de reservas del Banco Central y la demora interminable en la construcción del gasoducto desde Vaca Muerta.
Ahora, Massa anuló la licitación para el desarrollo del segundo tramo, que favorecía a un grupo chino (¿se viene un “capitalismo de amigos”?), lo que retrasa aún más el proyecto.
El trazado no estará concluido para el próximo invierno, por lo que los 15 mil millones de dólares que se gastarán este año en importación de energía (gas natural licuado y electricidad) podría repetirse en 2023.
Los gobernadores peronistas -alentados por los kirchneristas Jorge Capitanich y Axel Kicillof– se reunieron para diagramar cómo afrontarán el achicamiento de las transferencias de la Nación, la parálisis de la obra pública y el recorte de planes sociales.
El adelanto del Impuesto a las Ganancias les dejará a las provincias 150 mil millones de pesos, mientras que el nuevo Consenso Fiscal que se aprobará en Diputados les permitirá aumentar Ingresos Brutos y fijar una mayor carga a la herencia.
También estará en sus manos el revalúo inmobiliario, que había autorizado Silvina Batakis y sobre el cual Massa todavía no se decidió a modificar/anular.
¿Alguien imagina que los mayores costos para industrias y comercios por impuestos no se trasladarán a precios?
El increíble discurso de los líderes sindicales, quienes criticaron “a los especuladores” y a los “formadores de precios”, obvió colocar al Estado nacional en el primer lugar de esas actitudes. Por caso, una nueva suba de YPF a los combustibles.
Las pérdidas que soportan asalariados y jubilados por la inflación tiene como principal causa el exceso del gasto público sobre los ingresos, que se financia con emisión o con deuda.
El endeudamiento del Estado genera una masa monetaria blue, que se incrementa mensualmente en unos 300 mil millones de pesos.
El ajuste en el sector público sigue siendo una incógnita. Hasta que no se resuelva, los anuncios de Massa pueden tener hoy una espectacularidad que se apagará mañana.