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  • Macri y Carrió, ¿dos enemigos íntimos?

    Publicado: 14/10/2018 // Comentarios: 0

    Por Claudio Fantini. En este sísmico choque entre Elisa Carrió y Mauricio Macri, ambos están resultando perjudicados. Para Macri, mantener como prioridad la continuidad de Carrió en Cambiemos a pesar de sus furibundos desplantes, empieza a resultar contraproducente, porque empieza a leerse, no como un rasgo de tolerancia con la crítica y la pluralidad interna, sino de temor a que, en la oposición lisa y llana, “Lilita” sea más destructiva aún con la coalición oficialista.

    Carrió en la mesa de Mirtha el sábado. Ratificó su crítica Garavano y al primo de Macri | Foto: clarin.com

    Y para la emblemática legisladora, dar marcha atrás diciendo que su exigencia de expulsar al ministro Germán Garavano fue “una broma”, implicó el ridículo mediante una coartada inaceptable.

    Con una crisis que hace estragos y un ajuste que tritura los bolsillos, sobre todo de las franjas sociales que votaron masivamente a Macri, ¿es sensato hacer “bromas” que sacuden a un Gobierno sumamente debilitado?

    Carrió no bromeaba sino que intenta otra demostración de poder dentro de una alianza que se resquebraja.

    El sismo provocado por su nueva embestida desató una crisis interna en el momento menos indicado. Y la pregunta que comienza a repetirse en las cercanías del presidente es si Carrió fortalece o debilita al Gobierno.

    Hasta aquí, pocos se atrevían a contradecir una suerte de verdad sacralizada en el macrismo: “Lilita es una prueba de tolerancia presidencial ante la crítica, y la garantía ante la sociedad de que el Gobierno está decidido a luchar contra la corrupción en sus propias filas”.

    ¿Por qué se hace audible ahora una duda que irrumpió con las primeras embestidas de Carrió contra su propio Gobierno? Porque ese Gobierno atraviesa una peligrosa etapa de debilidad.

    La duda no se plantea por la conducta de Carrió, sino por la debilidad extrema que avanza sobre la imagen del Presidente desde que se desató la crisis cambiaria, que lo obligó a recurrir al FMI y a iniciar los drásticos recortes que golpean duramente el consumo; perjudican a las franjas sociales que convirtieron a Macri en presidente y le dieron un triunfo contundente en la última elección legislativa.

    ¿Las constantes embestidas de Carrió, le suman o le restan a la coalición Cambiemos?

    Con el ajuste impactando en los sectores de la sociedad que votaron por Macri, cada vez son menos los que culpan totalmente por la crisis al desastre que dejó el kirchnerismo.

    A tres años de haber asumido, que todos los indicadores –déficit, inflación, deuda, etcétera- hayan empeorado, acentúa la sensación de que el gobierno de Cambiemos agravó la crítica situación económica y social que había heredado.

    Ahí está la diferencia entre los efectos que tenían los desplantes de Carrió antes y los efectos que tienen ahora.

    Con la imagen de Macri aún fuerte, como en el primer año y medio, las embestidas de la socia indómita sumaban vigor porque acentuaban el contraste con el verticalismo obsecuente que imponían Néstor y Cristina Kirchner a su disciplinado ejército de funcionarios, comunicadores y dirigentes. Nadie se atrevía a dudar públicamente de los dos líderes supremos. Y quienes osaron hacerlo, fueron fumigados por el mismo aparato periodístico de linchamiento que denostaba a los opositores y críticos que denunciaban corrupción.

    “Lilita” marcaba la diferencia con el personalismo verticalista y autoritario que había regido.

    Lo que antes molestaba en el oficialismo no era el rol jugado por Carrió, sino la forma de desempeñarlo. La adusta seriedad que la caracterizaba en los comienzos de su valiosa lucha contra toda forma de arbitrariedad en la función pública, lleva tiempo cediendo lugar a un vedetismo sobreactuado y veleidoso.

    El papel de guardiana de la ética pública que cumplía con eficiencia y coraje, empieza a deslucir ante la acentuación de su mesianismo histriónico.

    Con la crisis que golpea sus bolsillos, las críticas y debates oficialistas que más valorarían los argentinos pasan por la economía. Y sobre el ajuste y la deriva económica de un Ggobierno que lleva casi tres años improvisando, Lilita dice poco y nada.

    Politólogo y periodista. Analista político en medios argentinos y del exterior. Profesor y mentor de Ciencia Política en la Universidad Empresarial Siglo 21 (UES21). Autor de varios libros, el último de los cuales es la La Gravedad del Silencio.

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