Por Claudio Fantini. Las potencias de Occidente son aliadas, pero algunas son más aliadas que otras. Eso parece descubrir el mundo, azorado, a medida que afloran revelaciones sobre el espionaje norteamericano a los gobiernos amigos.

Sucede que Estados Unidos tendría cómplices. Una suerte de logia secreta entre naciones anglosajonas se habría dividido el planeta en áreas para espiar e intercambiar informaciones. Esa hermandad oculta, a la que llaman «Cinco Ojos», uniría a Estados Unidos con Gran Bretaña, Canadá, Nueva Zelanda y Australia.

Los cincos ojos del espionaje mundial.

Imagen: Blog Periodismo Alternativo.

Que Alemania y Francia se hayan sumado al grupo de países indignados porque sus gobernantes eran espiados por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, según sus siglas en inglés) aumentaría la presión para que esta actividad termine, pero también para que salga a la luz el alcance de la red de espionaje electrónico. Ergo, podría confirmarse, o no, la existencia del pacto secreto de espionaje global entre norteamericanos, británicos, canadienses, australianos y neozelandeses.

Si se confirmara, la historia, que desembocó en este capítulo que agrietó la relación entre las grandes democracias desarrolladas de Occidente, habría comenzado en 1917. Ese año, la inteligencia británica interceptó un mensaje secreto del ministro de Relaciones Exteriores del Imperio Alemán, Arthur Zimmermann, al gobierno de México, proponiéndole una alianza para conjurar el entonces incipiente poderío económico y militar norteamericano.

Ese informe que recibió de Londres, fue uno de los motivos por el que el presidente demócrata Wodrow Wilson involucró a Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. En el marco de aquel megaconflicto europeo creció el Departamento de Inteligencia de Señales, dedicado a descifrar los mensajes codificados de los enemigos.

Protesta de activistas del Partido de Internet de Ucrania, frente a la embajada de EE.UU. 

Foto: EFE.

La colaboración británico-norteamericana en materia de inteligencia militar y el rol clave que la inteligencia de señales cumplió en la Segunda Guerra Mundial, “desencriptando” los mensajes criptográficos que producía el aparato de los nazis llamado Enigma, hizo que la colaboración entre Washington y Londres diera un paso clave: en 1946 se firmó el pacto secreto conocido posteriormente por la sigla UKASA (United Kingdon and United States Security Agreement, que significa Acuerdo de Seguridad entre el Reino Unido y Estados Unidos).

Este pacto secreto se habría ampliado luego, también secretamente, a Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

Pero antes hubo otra fecha clave en el proceso que desembocó en este capítulo inquietante del espionaje: 1952, el año en que otro presidente demócrata, Harry Truman, creó la  Agencia Nacional de Seguridad (NSA), el descendiente de la inteligencia de señales que terminó convertida en la Big Brother de Internet a través del ciberespionaje global.■

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Redacción Turello.com.ar

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