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  • El Papa Francisco y el perdón del aborto

    Publicado: 02/09/2015 // Comentarios: 0

    Por Claudio Fantini. Las decisiones que tomó el Papa Francisco para el jubileo tienen guiños a izquierda y derecha, o más precisamente, hacia los sectores más abiertos de la iglesia y hacia los sectores más dogmáticos y recalcitrantes.

    La habilitación a los sacerdotes para que perdonen (se entiende que por única vez) a quienes hayan practicado aborto y lo confiesen con verdadero arrepentimiento, implica un gesto de apertura en tanto contradice a la Doctrina Eclesiástica que establece, para ese “pecado”, la excomunión.

    Imagen: RevistaVive.com

    Esto, por cierto, incomoda y escandaliza a la curia oscurantista. No obstante, la concesión anunciada por el Papa Francisco no es el gesto que la democracia y la sociedad contemporánea reclaman a la iglesia. El verdadero gesto de apertura sería que la institución católica cese toda forma de presión sobre gobiernos y clases dirigentes para impedir que las legislaciones despenalicen lo que la iglesia considera pecado.

    ❝La concesión anunciada por el Papa Francisco no es el gesto que la democracia y la sociedad contemporánea reclaman a la iglesia❞

    Una cosa es predicar una posición y otra cosa es imponerla en la legislación de sociedades con estados laicos y multiplicidad de religiones y creencias, incluidos el ateísmo y el agnosticismo.

    Una religión tiene todo el derecho a considerar cuál es el momento en que irrumpe “la dignidad de persona otorgada por Dios”, y también tiene el derecho a castigar con la excomunión a los fieles que violen esa consideración. Lo discutible es que tenga derecho a imponer esa visión a la jurisprudencia de las sociedades seculares.

    Y en ese punto, el gesto del Papa Francisco no implica un paso hacia una iglesia con menos injerencia en los asuntos políticos y jurídicos de la organización en una sociedad abierta.

    También es discutible el guiño que, paralelamente, el Papa hizo hacia el ala más recalcitrante del catolicismo: la Fraternidad de San Pío X creada por el obispo ultraconservador Marcel Lefebvre y enfrentada a las reformas eclesiásticas-doctrinarias establecidas por el Concilio Vaticano II.

    Autorizar la confesión y comunión de lefebvristas no es polémico  porque ese sector quiera volver a los ritos tridentinos y la misa en latín; sino porque rechaza la reconsideración de la iglesia respecto al judaísmo. Y eso implica reclamar que se restituya la descabellada y monstruosa acusación de “deicidio” (asesinato de Dios) que durante milenios la iglesia hizo pesar sobre los judíos, instigando de ese modo las segregaciones, pogromos, persecuciones y exterminios padecidos por esa etnia durante siglos en los países cristianos de Europa.

    La cuestión grave no es el retrogrado tradicionalismo de los lefebvristas, sino su visceral antisemitismo.

    Politólogo y periodista. Analista político en medios argentinos y del exterior. Profesor y mentor de Ciencia Política en la Universidad Empresarial Siglo 21 (UES21). Autor de varios libros, el último de los cuales es la La Gravedad del Silencio.

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