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Por Juan Turello. Las idas y vueltas en los discursos de Alberto Fernández no sólo son un riesgo en el cambiante contexto geopolítico que vive el mundo, sino también para la marcha de la economía local. El último traspié en Moscú puso al desnudo sus intenciones de agradar a cada interlocutor y, a la vez, de enviar mensajes al resquebrajado Frente de Todos. Pero sus contradicciones están a la vista, señala mi nota en La Voz.
“Argentina tiene que dejar esa dependencia tan grande que tiene con el Fondo y con Estados Unidos”, le dijo Alberto Fernández a Vladimir Putin, al tiempo que le ofreció ser “la puerta de entrada” de Rusia en América Latina.
Es el mismo presidente que durante el encuentro del G-20 en Roma intentó en forma desesperada en encuentro con Joe Biden. Al final, sólo logró una foto en los pasillos de la convención.
Es el mismo que asistió a la Cumbre de la Democracia organizada por el presidente norteamericano, a la que no fueron convocados ni Rusia ni China.
Fernández critica a EE.UU., al tiempo que ordena gestiones políticas en Washington para lograr su respaldo a un acuerdo con el FMI.
El último mensaje de Alberto Fernández es imprudente. Estados Unidos y Europa, cuyos votos también son clave para abrir las puertas del Fondo, fortalecen su alianza ante Rusia, decidida a invadir Ucrania.
Los doble discursos no ayudan en el actual contexto geopolítico global.
Las idas y vueltas del Presidente y los escándalos por el narcotráfico colocaron en un segundo plano informativo la principal preocupación de los argentinos: la alta inflación.
Enero cerró con una suba en los precios similar o más alta que la de diciembre -3,5 por ciento-, mientras que los alimentos habrían tenido un alza promedio de entre 4 y 5%, según admitió el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti.
Analistas del mercado anticipan que la inflación superará el 10% en el primer trimestre, con una proyección de más del 50% en el año.
Los acuerdos sectoriales impulsados por Feletti y que forman parte de la estrategia de Martín Guzmán en su compromiso ante el FMI, fracasaron.
El consenso federal de precios que impulsa ahora el secretario y el convenio con el Mercado Central en el conurbano bonaerense para contener a los productos estacionales (frutas y verduras) son referencias efímeras.
La capacidad de gasto de millones de argentinos se agotó en las Fiestas.
Un botón de muestra: las ventas en los comercios de la ciudad de Córdoba cayeron 5,3% en enero. El repunte del 5,2% en el interior obedece a los buenos precios de la producción agropecuaria de 2021.
Pero el campo sentirá en la próxima campaña los efectos de la sequía. Se perderían las cosechas de 3,5 millones de hectáreas de maíz y de 113 mil de soja, calcula la Bolsa de Cereales de Córdoba.
La incertidumbre juega en contra del crecimiento. Alberto Fernández debería contribuir a generar confianza con un discurso y un rumbo claros.
Las cámaras empresarias, que habían aplaudido el anuncio de Alberto Fernández del viernes 28 de enero, están preocupadas por los mensajes contradictorios del oficialismo.
La Bolsa de Comercio de Córdoba, entre otras entidades, alertó sobre “la necesidad de evitar una crisis institucional en el Gobierno, de graves consecuencias, que podrían afectar aún más la tranquilidad, el progreso y el bienestar de la sociedad”.
Más duro fue el análisis del centro de estudios IDESA. Sin vueltas, sostuvo: “El nuevo acuerdo con el FMI también fracasará”.
Y señaló: “El incumplimiento no es por falta de voluntad, sino por error de diseño. El gradualismo es inconsistente, porque no es posible crecer con un sector público tan desorganizado”.
Para evitar un recorte en el gasto público, Martín Guzmán quiere una mayor expansión de la economía, que mejore los ingresos públicos. Idesa le advirtió: “Sin ordenamiento no habrá crecimiento, además de que la inflación seguirá muy alta”.
La incertidumbre juega en contra del crecimiento. Alberto Fernández debería contribuir a generar confianza con un discurso y un rumbo claros.