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Por Claudio Fantini. Macri pide perdón al FMI, titularon todos los medios afines al kirchnerismo y también otros medios de posición política independiente, al referirse al waiver solicitado por el Gobierno al organismo de crédito debido a la imposibilidad de cumplir algunas metas acordadas. Es posible traducir como “pedido de perdón” a ese instrumento técnico que tienen los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional para la revisión de metas, aunque la palabra también tiene otras acepciones.
En rigor, lo que hizo el Gobierno fue recurrir a un instrumento técnico para revisión de metas. En términos periodísticos, correspondía titular reflejando el incumplimiento de las metas acordadas, más que transmitiendo la imagen de un pedido de disculpas.
La noticia dio a los medios kirchneristas la oportunidad de titular la información con la frase “Macri pidió perdón al FMI”.
Para el objetivo político de la prensa kirchnerista, que el Gobierno pidiera un waiver es una pelota picando en la puerta del arco. Y no perdió la oportunidad.
También hubo medios políticamente independientes, pero de posiciones críticas, que titularon con la misma imagen. Por eso, los argentinos se desayunaron con la noticia de que el presidente le pide perdón al FMI por sus incumplimientos. Lo que remite a la imagen de un mandatario suplicante, que se disculpa por no cumplirle a una entidad que no goza, precisamente, de simpatía en la sociedad argentina.
Ver en zócalos de televisión y en los portales de muchos medios que Macri pidió perdón al FMI, generó una sensación indignante en amplios sectores de la sociedad que cuestionan al jefe de Estado, pero también en una importante porción de votantes de Cambiemos que percibe que han sido traicionadas sus expectativas.
Más allá del oportunismo de ciertos medios con visibles nexos políticos, que se haya traducido una gestión financiera como un pedido de perdón, puso sobre la mesa una de las grandes deudas de Macri con sus votantes, en particular, y con la sociedad en general: un pedido de disculpas por las promesas incumplidas y con la larga lista de certezas que, posteriormente, la realidad demostró como erróneas.
Sería un rasgo de inteligencia pedir perdón a los votantes propios y a la clase media por las promesas incumplidas del Gobierno.
Macri debiera pedir perdón por haber creído que la inflación era “lo más fácil” de derrotar y haber transmitido esa errónea convicción. Perdón por haber prometido eliminar el Impuesto a las Ganancias a los trabajadores; por la expectativa de bajar cargas tributarias en general; de poner fin a las retenciones al agro y prometer una lluvia torrencial de inversiones, que jamás se produjo.
Tampoco nunca llegó el floreciente “segundo semestre”, ni aparecieron “brotes verdes” ni se cumplieron muchos otros anuncios realizados con absoluta certeza por el Gobierno.
Tantos incumplimientos y semejante crisis en los bolsillos de la sociedad hacen indispensable un gesto del Macri, que mostraría sensibilidad, autocrítica y humildad.
Que ni al Presidente ni a su mesa chica se le haya ocurrido realizar ese pedido público de disculpas, ni siquiera con los indicadores económicos y las encuestas mostrando las urnas de octubre como una emboscada fatal, es una muestra más de negligencia y falta de muñeca política.